El templo budista de Zojoji en Tokio acogió ayer el velatorio por la muerte del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, donde acudieron sus allegados, miembros de su partido y ciudadanos a ofrecer sus respetos en vísperas del funeral tras el atentado mortal contra el influyente político japonés.
Centenares de personas, incluido el primer ministro nipón, Fumio Kishida, políticos del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) y de la oposición, dignatarios extranjeros y ciudadanos acudieron al céntrico templo tokiota para presentar sus respetos, así como ofrendas florales al exmandatario.
“Me quedé muy sorprendido ante la noticia, también por la simpatía que recibió desde el extranjero tras su muerte”, dijo ayer Yuji Tsutsumi, de 62 años y residente en Tokio, que decidió acercarse a Zojoji para firmar el libro de condolencias y agradecer a Abe haber ayudado a la presencia de Japón en el mundo.
“Me dejó mucha tristeza y es difícil de creer que haya ocurrido un incidente así en este país”, afirmó Funato, un ciudadano de Tokio de 66 años, quien acudió a Zojoji para agradecer al ex primer ministro “su trabajo realizado”.
Entre los representantes de varios países que también acudieron a presentar sus respetos se encontraba el Embajador de España en Japón, Fidel Sendagorta, mientras que diversos Gobiernos de todo el mundo trasladaron sus condolencias a través de las delegaciones diplomáticas japonesas en sus territorios.
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, también visitó ayer la capital nipona en un viaje de última hora al país asiático para presentar su pésame personalmente a Kishida y alabar los “grandes méritos” del difunto ex primer ministro.
“Abe era un defensor de la alianza firme entre Japón y Estados Unidos, e hizo grandes méritos para fortalecer la cooperación con sus aliados”, dijo Blinken tras cambiar improvisadamente la agenda de su reciente viaje a Asia y cuadrar una escala en Tokio antes de regresar a Washington.
El Gobierno de Japón anunció ayer que concederá de forma póstuma al exmandatario el Collar de la Orden del Crisantemo, la máxima condecoración del país, tras su asesinato el pasado viernes.
El Gabinete del Ejecutivo ha decidido reconocer así las contribuciones a la nación del que fue el primer ministro más duradero del Japón democrático.