Los nuevos ministros del Gobierno francés tomaron posesión este lunes de sus cargos, dos días después de su nombramiento, en medio de una gran incertidumbre sobre su duración, a causa de la ausencia de una mayoría parlamentaria clara.
Formado de forma mayoritaria por miembros del partido del presidente, Emmanuel Macron, segundo en las pasadas legislativas, y de la formación conservadora tradicional Los Republicanos, cuarto, el Ejecutivo dirigido por Michel Barnier celebró una reunión informal antes de que cada uno de ellos, 38 en total, acudiera a ocupar sus nuevos despachos, previo al primer Consejo de Ministros esta tarde.
La mayor atención estuvo en la toma de posesión del nuevo responsable de Interior, Bruno Retailleau, conocido por sus posiciones conservadoras sobre temas de sociedad y de inmigración y que, ante su antecesor, Gérald Darmanin, aseguró que su prioridad será "restablecer el orden".
Toda una declaración de intenciones para un veterano de la política francesa, con orígenes soberanistas que, hasta ahora, dirigía el grupo parlamentario de su partido en el Senado y cuyo nombramiento ha despertado las principales críticas procedentes de la izquierda, ganadora de las legislativas pero ausente en el Gobierno.
Su rostro es el más visible de los ministros conservadores nombrados, procedentes del ala más derechista del partido, a menudo con posturas duras contra la inmigración o el matrimonio homosexual.
El único representante de la izquierda es Didier Migaud, exdiputado socialista retirado de la primera línea política hace 14 años y que a los 72 fue nombrado ministro de Justicia y número 2 del Ejecutivo, tras haber presidido el Tribunal de Cuentas y la Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública.
Barnier pidió a sus nuevos ministros que "actúen antes de comunicar" y lo hagan "con humildad y de forma irreprochable", al tiempo que señaló que su Gobierno será "progresista y europeo".
El exnegociador de la UE para el Brexit, de 73 años, ha compuesto un Ejecutivo sin rostros conocidos para tratar de romper el bloqueo al que condujeron las pasadas legislativas, en las que ningún partido obtuvo una mayoría clara.
Macron, cuyo mandato caduca en 2027 y al que la Constitución impide disolver las cámaras en un año, confió en este veterano político que ha hecho buena parte de su carrera en Bruselas y que es conocido por su voluntad negociadora.
Amenazado por la izquierda, que se ha quedado fuera del reparto ministerial, el nuevo Gobierno depende de la extrema derecha, tercera de las legislativas, que podría impulsar una moción de censura que acabaría con el Ejecutivo.
El vicepresidente del grupo de Marine Le Pen, Sébastian Chenu, aseguró este lunes que tienen intención de "influir" en el nuevo Gobierno desde su poder de bloqueo en la Asamblea Nacional.
Aunque señaló que no tienen previsto presentar una moción de censura antes de que el nuevo Gobierno presente sus presupuestos generales del Estado, señaló que estarán "alerta" y exigirán resultados en los temas de "seguridad, inmigración y poder adquisitivo", los ejes de campaña de Le Pen.