VERÓNICA GARCÍA-GESTO FRAGA |Psicóloga
Desde hace algunos años se está desarrollando una tendencia en la sociedad que vivimos llamada: síndrome del niño hiperregalado. Se trata de un mal hábito de los progenitores por dar todo lo que piden y colmar de regalos a nuestros niños. Desde Psicosolución vamos a contarte en qué consiste esta mala práctica a la hora de regalar.
Para comenzar explicando esto, me gustaría aclarar que el calificativo de ‘síndrome’ que estamos viendo y escuchando en la actualidad me parece una medicalización innecesaria o exagerada de la situación, el niño hiperregalado consistiría en “una saturación de la capacidad de la recepción de regalos por un exceso de estos”, lo que produciría en los menores una incapacidad de percibir el valor cualitativo del regalo (valor de uso) y, en realidad, reducen cada regalo (y del hecho de recibirlo) a su dimensión cuantitativa; es decir, solo tienen en cuenta si son muchos o pocos.
Por qué algunos padres dan a sus hijos todo lo que piden
Algunos padres, preocupados por sus hijos y queriendo ser cariñosos con ellos, se esfuerzan en dar todo lo que pueden ofrecerles pensando que sus hijos puedan tener todo lo que ellos no tuvieron de pequeños.
Otros padres lo hacen para compensar a sus hijos el poco tiempo que pasan junto a ellos debido a la extensa jornada laboral que tienen. Creen que es la única manera que tienen de demostrarles su amor.
También actúan así condicionados por la presión social, la publicidad, los medios de comunicación y las comparaciones. Estos malos hábitos a la hora de regalar aparecen durante todo el año, pero se acentúa en momentos puntuales como pueden ser el cumpleaños, la Navidad o los Reyes. Los niños que reciben demasiados regalos no valoran ni toman conciencia de ellos, solo tienen el deseo de recibir más y más regalos, es decir que le regalen todo lo que se le pasa por la cabeza.
Consecuencias que tiene el sobre regalar
Todas las acciones que realicen los progenitores repercutirán en la educación de sus hijos. La labor de los padres es fomentar una serie de valores en los niños que les guíen a lo largo de su vida y les sirvan en el futuro. Por tanto, regalando al niño todo lo que pide, los adultos cometen un grave error que traerá consigo diversas consecuencias negativas tanto para el desarrollo del pequeño, como para su educación.
Entre estas consecuencias podemos encontrar que los niños son:
Con esta actitud donde los adultos consienten y dan todo tipo de regalos a los niños sin poner límites, dan a entender a los pequeños que no existen normas y que no tienen ninguna responsabilidad de ganarse las cosas que quieren. Para este tipo de niños, los padres serán aquellos que deben cumplir sus deseos por el mero hecho de serlo. Por tanto, el niño no conoce el valor del esfuerzo, ni lo que cuesta conseguir las cosas, así como tampoco desarrollan la creatividad a la hora de inventarse juegos y juguetes. Esto hace que peligre su maduración a nivel afectivo.
La regla de los cuatro regalos
Para evitar caer en unos hábitos consumistas elevados que repercutan emocionalmente en los menores, yo propondría la regla de los cuatro regalos. Esta se basa en las siguientes propuestas:
Otra de las recomendaciones para mejorar la selección de regalos es pensar en las características que deben tener, con el fin de apostar por aquellos que además de divertir a los menores les estimulen y refuercen valores positivos. Lo importante a la hora de regalar es preguntarse, ¿qué beneficio le va a aportar esto al desarrollo de mi hijo?; si la respuesta es que así está entretenido o porque me ha dicho que todos sus amigos lo tienen, igual ese no es un buen regalo. Y para finalizar lo más importante es jugar con los niños y compartir momentos de ocio y diversión, donde ellos se sientan queridos y valorados.