El hasta ahora ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, José Luis Escrivá, vuelve al Banco de España como máximo responsable de la entidad, un puesto que ambiciona desde antes de culminar su mandato al frente de la cartera de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, aunque nunca lo ha reconocido públicamente.
Cuando a finales de 2023 se barajaban nombres para el nuevo gabinete de Pedro Sánchez, se especuló con la posibilidad de que ocupara el Ministerio de Economía si Nadia Calviño era elegida presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Sin embargo, fue nombrado ministro para la Transformación Digital y posteriormente asumió las competencias de Función Pública cuando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se quedó la vicepresidencia primera tras la salida de Calviño del Gobierno.
Ahora estará encargado de supervisar a la banca, un sector frente al que ha defendido desde el Gobierno un impuesto temporal que grava los beneficios extraordinarios obtenidos gracias a la subida de los tipos de interés.
Escrivá además ha criticado públicamente estudios del Banco de España que han cuestionado reformas del Gobierno como la de pensiones o medidas como la subida del salario mínimo interprofesional, un asunto que podría generar tensión con los profesionales de la institución.
Antes de ser ministro, Escrivá presidió la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), una institución que había puesto en marcha en 2014 con el respaldo del Gobierno de Mariano Rajoy y avalado por el prestigio internacional cosechado como economista especializado en el análisis del sector público.
Un salto de la AIReF al Banco de España quizá se hubiera visto como una vuelta natural a la entidad en la que inició su trayectoria profesional, pero el haber pasado por el Gobierno estos cuatro años genera rechazo en la oposición, que no le considera apto para ponerse al frente de una institución independiente.
Su llegada al Gobierno de Pedro Sánchez fue un golpe de efecto que se interpretó como un gesto a los empresarios que temían la entrada de Podemos en el Ejecutivo.
Nunca se llevó bien con Pablo Iglesias, pero terminó haciendo equipo con Yolanda Díaz, con la que trabajó mano a mano para sacar adelante los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) subvencionados de la pandemia y posteriormente la reforma laboral.
Sánchez le encomendó la reforma del sistema de pensiones, cuya revalorización vinculó de nuevo a la evolución de la inflación y cuya sostenibilidad trató de apuntalar con medidas para mejorar los ingresos por cotizaciones sociales y para elevar la edad efectiva de jubilación.
En esa reforma se ha dejado horas de negociación en el diálogo social, un terreno hasta entonces desconocido para él, con sonados encontronazos con sindicatos y patronal, al tiempo que trataba de lograr el visto bueno de Bruselas.
Nacido en Albacete en 1960, Escrivá se licenció en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), con premio extraordinario de licenciatura, y cuenta con estudios de posgrado en Análisis Económico en la UCM y en Econometría en el Banco de España.
Inició su trayectoria en el Banco de España, donde desempeñó diferentes puestos en el Servicio de Estudios, y continuó posteriormente en Europa, donde participó activamente en el proceso de integración monetaria desde 1993 como asesor del Instituto Monetario Europeo, hasta que fue nombrado jefe de la División de Política Monetaria del Banco Central Europeo.
Entre 2012 y 2014 fue director para las Américas del Banco Internacional de Pagos de Basilea, tras su etapa en BBVA, donde en 2004 fue nombrado economista-jefe y director del Servicio de Estudios y a partir de 2010 responsable del Área de Finanzas Públicas.