Partido de dos caras el que disputó el Deportivo este fin de semana, en el que se impuso al Metalist en la 77ª edición del Teresa Herrera.
Los blanquiazules, que salieron con un once que bien podría ser prácticamente el titular en la primera jornada liguera, naufragaron en el inicio de la contienda, mostrando problemas del pasado y debilidades aún no superadas.
El hándicap de los coruñeses en los centros laterales es algo que el propio Borja Jiménez reconocía en rueda de prensa y ante el cuadro ucraniano volvió a aflorar. Los dos primeros goles, ambos firmados por el ex del Fabril Pidlepenets, fueron prácticamente idénticos.
Envío lateral y el jugador, libre de marca por problemas en las vigilancias, batía a Ian Mackay en el segundo palo. Tuvo que mover ficha rápidamente el míster abulense, que dio entrada a Víctor Narro por Alberto Retuerta.
Con un jugador de mayor profundidad y recorrido por la banda, el Depor abrió el campo y empezó a gustarse. Encontró más y mejor a Soriano y a Rubén Díez, y estos conectaron con Gorka Santamaría y Alberto Quiles, que volvió a demostrar que no ha perdido el olfato goleador.
El detalle
Los de Borja Jiménez igualaron el duelo (2-2) antes del descanso
Los coruñeses querían tener el balón, darle velocidad y armar ataques rápidos, usando mucho las bandas. Uno de los goles llegaba de un centro de Antoñito, que volvía a vaciarse en el campo.
Cuando perdía el esférico el Depor iba rápido la presión para recuperarlo y fue precisamente gracias a alguno de los robos en el centro del campo como el equipo lograba darle la vuelta al marcador.
Le costaba más al cuadro blanquiazul a la hora de defender las contras, sobre todo en el segundo tanto de los visitantes. Estos recuperaban aún en campo propio, tras una posible falta no señalada sobre Isi Gómez
Ehor conducía el esférico, sin apenas oposición, y llegaba a conectar con Pidlepenets, que hacía el segundo. Como lectura positiva, el equipo era capaz de sobreponerse a un doble mazazo y conseguía antes del descanso igualar fuerzas en el luminoso. En la segunda parte, el Deportivo se hacía prácticamente dueño y señor de un encuentro de contrastes.