El tercer domingo de mes tiene citas feriales consolidadas en Paiosaco (A Laracha), Cee y Baio (Zas), marcadas este domingo por un colorido típicamente otoñal.
La localidad larachesa es todo un referente en productos de huerta, y en este época sobresale por la exposición de las cosechas de alubias, patatas, higos, castañas y nueces.
Este domingo volvían a abundar en el recinto las patatas, con una oferta de más de 2 toneladas. Los precios se mantienen en un arco que va de 0.80 a 1.80 y 2 euros el kilo, predominando la oferta de Coristanco sobre la del resto de la comarca.
Las leguminosas se vendían en vaina a 4 y 4.5 euros y en grano, a 5 euros; la común, redonda o de caldo, iba a 5 euros, en tanto que otras variantes como la faba de riñón, asturiana, verdina y el fabellón, oscilaban entre 7 y 10 e incluso 12.
Los higos y brevas se despachaban a 1.5 y 2 euros; castañas entre 2 y 4 euros; nueces a 5 euros. De las verduras, nabizas y algo de grelos, entre 2 y 3 euros; xenos de repollo a 1 y 2 euros; brécol a 3.5 euros el kilo; coliflor desde 2 euros la pieza; y las judías, a 5 euros kilo.
Por la docena de huevos camperos se pedían 5 euros y los especiales blancos, de mayor tamaño, cotizaban a 6 euros.
Las variedades de tomates andaban entre 2 y 6.5 euros el kilo; el pimiento morrón a 4 euros; kiwi a 3 y 4 euros; manzana tabardilla a 3 euros; botes de miel con opciones entre 9 y 12 euros; y piezas de quesos, de 5 a 10 euros y a 9 euros el kilo.
El mercado dominical de Cee sufrió las consecuencias de la meteorología otoñal, con trombas de agua que mermaron al participación.
La edila de Comercio, Luisa Rodríguez, evaluó que participaron al menos cien puestos ambulantes, destacando el textil, calzado, alimentación, cosecheros y varios.
El comercio local también ofrecía atractivos en la jornada ferial. Los consolidados locales de hostelería atendían en el interior y en sus terrazas a vecinos y visitantes que acudían a desayunar o a tomar el aperitivo.
En la localidad baiesa la lluvia condicionó asimismo la cita ferial, al punto de que algunos tenderos apostaron por no instalar sus puestos.
Con todo, en la Praza Jorge Mira Pérez se dieron cita alrededor de una treintena de vendedores ambulantes
Entre ellos predominaban los que ofrecían artículos de textil, calzado, deporte, artesanía, alimentación y cosecheros, contándose también con la presencia de una pulpeira.
El comercio local, incluidos los talleres de automoción, estuvo igualmente bastante concurrido a lo largo de la mañana.