Vecinos de un bloque de viviendas de Baio (Zas) ubicado en la travesía principal y los negocios próximos se encuentran en pie de guerra por el olor repugnante que se desprende de uno de los bajos que fue un antiguo súper. Según explican los residentes, el inquilino cerró el local  hace unos cuatro meses y se marchó dejando la mercancía y los productos perecederos dentro, por lo que el olor es insoportable, sobre todo en los días de viento y dependiendo de la dirección en la que sopla. 

Los vecinos denuncian que se encuentran ante un problema de salud pública y reclaman una solución urgente a las administraciones. Según indican, los malos olores ya los vienen sufriendo desde hace unos tres meses, pero en los últimos días se han intensificado. Además, a esto se ha unido la proliferación de “bicherío”, ya que la zona se ha llenado de ratas, mosquitos y “moscóns”, tal como denuncian. En total son veintiocho viviendas las que padecen la situación, además de varios negocios que se encuentran en esa zona.

Orden del juzgado

La comunidad de propietarios del edificio ya ha remitido escritos a la Consellería de Sanidade, a la Guardia Civil y al Concello, sin que por ahora tengan ninguna respuesta. La única contestación que reciben es que el asunto está en manos de los juzgados y las demás administraciones no pueden actuar, lamentan los vecinos afectados. 

“Levamos meses protestando e ningún nos dá unha solución. Nin Sanidade, nin a Guardia Civil, nin o Concello... O xulgado non dá orden de entrar, e así estamos”, explica Miguel Santos, uno de los residentes afectados. “Este caso é igual que cando hai okupas. Tes unha propiedade okupada e ata que o xulgado dicte o desaloxo,  nada, e aquí igual. E mentras tanto fastidiámonos todos”, añade.
Y ahora lo que más preocupa a los residentes de la zona es que están ante un caso de insalubridad. Los malos olores les impiden abrir las ventanas de sus viviendas, y aún en caso de querer hacerlo, tampoco pueden por los insectos que se han multiplicado en el lugar. 

“Esto é perxudicial para a nosa saúde. Non podemos seguir así, e  con este bicherío por todas partes...”, insiste Delia Gorís, otra de las vecinas del edificio que sufre la situación. Marina, que regenta una peluquería a escasos metros, se encuentra en una situación similar. En su portal el olor también es insoportable y lamenta que nadie tome cartas en el asunto. Una tienda de ropa, otra de calzado o una clínica de fisioterapia son otros de los negocios que sufren la situación. 

A pocos metros del edificio también se encuentra un parque infantil, a donde llegan igualmente los malos olores. Lo mismo ocurre en el garage del bajo del edificio, que todavía están reparando tras sufrir un incendio hace varios meses. 

El problema burocrático radica en que los propietarios del establecimiento de donde vienen los olores tampoco pueden acceder porque está en vigor el contrato de arrendamiento. Su abogada, Pilar Lamela, explica que ya han presentado una demanda de desahucio por impago ante el juzgado número uno de Corcubión, pero esto sigue su curso legal y hasta que se resuelva no pueden hacer nada.