Debido a la gran dependencia del wolframio chino y ruso, la empresa australiana Rafaella Resources plantea la creación de un polo minero de wolframio en Galicia y el norte de Portugal, un elemento “estratégico” que cambiaría las perspectivas de suministro europeo de este material a medio plazo.
“Tener una fuente nacional de materia prima es vital”, ha explicado el director de la compañía, Steven Turner, en una entrevista a Europa Press, en la que ha estimado que las dos minas de las que dispone en Galicia–Varilongo y San Finx– y las dos que acaba de adquirir en el norte de Portugal, podrán, en cinco años, “satisfacer más de un tercio de la demanda en Europa” de este material.
Propietaria al 100 por cien de la titularidad de los derechos de explotación de la mina de Varilongo, en Santa Comba, Rafaella Resources adquirió también la mina de wolframio de San Finx, en Lousame, a principios de este año. La operación se suma a la adquisición del derecho de compra de dos proyectos de explotación en los yacimientos de Borralha y Vila Verde, en el norte de Portugal.
En cuanto a la primera, Steven Turner señala que estuvo operativa hasta los años 80, con lo que cuenta con la ventaja de “la infraestructura existente”, de “tener en vigencia permisos importantes” y de la mineralización del terreno. En concreto, Rafaella Resources cree que esta mina y San Finx–operativa hasta 2017– podrían aportar más del 2% de la producción mundial de este mineral, el 20% de la demanda europea.
La clave es reducir a medio plazo la dependencia europea y mundial de países como China, Vietnam o Rusia, sobre todo teniendo en cuenta la situación geopolítica actual, de conflicto entre Rusia y Ucrania, que podría alternar los suministros. “Al incrementar la producción de wolframio en Galicia, reducimos nuestra dependencia del extranjero, y también evitamos las importaciones de zonas de mayor riesgo”, ha apuntado Turner, que ha añadido al wolframio el estaño existente en San Finx. “Cuanta más cantidad de estos metales críticos podamos obtener en países que tengan regulaciones transparentes y modernas, más actuaremos como ciudadanos globalmente responsables”, ha añadido.
Steven Turner reconoce que los conflictos geopolíticos “respaldan la preocupación por los metales críticos” y su suministro, por lo que “tener una fuente nacional de materia prima es vital”.
“Galicia puede ser parte de la solución”, explica, para añadir que, si bien las minas gallegas “no podrán abastecer a toda Europa”, sí podrán “jugar un papel estratégico en el mercado global y reducir significativamente la frágil dependencia de Europa"
El colectivo Salvemos Cabana se muestra muy crítico con la propuesta de Rafaella Resources. “No es lícito utilizar la excusa de una guerra que está provocando miles de víctimas y millones de personas desplazadas en una crisis humanitaria sin precedentes... para presionar a la Xunta de cara a la aprobación de sus proyectos comerciales”, dicen.
Para la asociación ambientalista el planteamiento de la compañía “está orientado a incrementar su volumen de negocio” y obvia “la grave problemática ambiental que históricamente han venido provocando las minas de Varilongo y San Finx”. De la primera dicen que la creación de una megamina “ocuparía miles de parcelas rústicas en las parroquias de Grixoa y San Salvador, en Santa Comba y Cuns, en Coristanco.