La Xunta pasa de la vivienda y antes no

Los presupuestos públicos son pura fantasía. Un alambicado ejercicio de declaración política que los medios compramos con la misma ilusión con la que asistimos a un espectáculo de magia. Derecha o izquierda lanzan su mensaje para que los contrarios lo critiquen y los propios lo aplaudan como la típica grada de hinchas, a veces de ultras. Ahora toca la promesa presupuestaria de la Xunta, su declaración de intenciones políticas convertidas en dinero. Vayamos entonces a por los populares con lisonjas o con martillos.


No quiero hablarles de miles de millones, que ni a usted, seguramente, ni a mí nos entran en la cabeza. Aun sabiendo que son mentira, voy a hablarles de dinero en cantidades más pequeñas, como si fueran de verdad.


En los último 18 años la Xunta pasó de presupuestar 3.500 a 5.250 euros por cada gallego. No estaría mal si no fuera porque en 2006 era un 9% más que la media española y en 2023 fue un 3% por debajo. Así que somos un 12 por ciento más pobres comparativamente. No le echen la culpa a los catalanes. Puestos a envidiar, envidiemos con mayor justificación a los navarros.


Sin embargo, los grandes titulares de cada año nos animan como la zanahoria a un burro tirando de la noria. “Los presupuestos más altos de la historia, más para servicios sociales, para sanidad, para educación…”. Luego, cada concello protesta más o menos por la previsión de inversiones, sobre todo si son de la oposición. Pero no puede haber demasiada reivindicación política ni desde la derecha ni desde la izquierda. Quien comenzó el declive presupuestario fue el bipartito PSdG-Bloque, y después el PP ahondó más la diferencia. Es verdad, le coincidió una crisis. Luego vino la pandemia, ya. Pero es que al resto de España le ocurrió lo mismo.


Ahora que el gran tema de la política real es la vivienda, vemos la diferencia con mayor claridad. 55 euros por gallego. Un 24% menos que la media del país. En 2006 eran casi 83 euros, un 39% más que la media. ¿Nos hemos vuelto locos? ¿El PP de 2006 era más sensible a esta cuestión que el de 2024? Locos quizá no, pero sensibles al boom del ladrillo, sí. ¿Cuándo desapareció el interés? En 2013. Desde entonces no hemos parado de bajar y bajar respecto a la media española.


Perdonen ustedes, tengo una tendencia profesional a tratar de apoyarme más en datos que en la barra del bar. Y pido perdón porque sé que los mensajes llegan mejor si uso las emociones y hablo de “sanchinflas” y “feijolito”, “paguitas” y “fondos buitre”, “menas” o “inquilines”. Sí, al parecer resulta mucho más eficaz utilizar terminología activista, muy polarizada, con algo de odio y mucho maniqueísmo. Pero estoy mayor y aburridísimo de los bocachanclas.


Y opinando con los datos, estos presupuestos de la Xunta para 2025 no son para tirar cohetes, sobre todo en vivienda. No se apuren demasiado porque el parecido de  cualquier presupuesto con la realidad final es pura coincidencia. Existen suficientes vericuetos contables, laberintos administrativos e imprevistos urgentes como para que esta fantasía, dibujada como mensaje político para dar contenido a fans y adversarios, permita una enorme libertad a quien decide de verdad qué se paga y qué no en el día a día.


Y, miren, en Sanidad estamos mejor que la media. Hasta en Cultura, I+D o Infraestructuras, aunque a muchos les pueda sorprender. Además, la propia administración no es muy gastona en sí misma: poca deuda, prácticamente nada en política exterior, muy poquito en altos cargos… Así que no todo es malo, claro que no. Pero algo falla en el problema que más parece acuciar a los españoles, a lo gallegos, a los coruñeses. Sí, es la vivienda. No la inmigración ilegal. Lo siento por los inflamados de X y demás.

La Xunta pasa de la vivienda y antes no

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