Las tensiones en la península de Corea se intensificaron hoy con un nuevo lanzamiento de un misil balístico de Pionyang, acompañado de maniobras aéreas y disparos de artillería junto a la frontera en respuesta a unos ejercicios con fuego real de Seúl.
A la 1.49 hora local del viernes (16.49 GMT del jueves) Corea del Norte disparó desde las cercanías de la capital un misil balístico de corto alcance -su noveno proyectil en los últimos 20 días- que recorrió unos setecientos kilómetros y alcanzó un apogeo de cincuenta kilómetros, según indicó el Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano, antes de caer en el mar de Japón.
Unas cuatro horas antes las Fuerzas Aéreas sureñas habían detectado al menos diez aeronaves norcoreanas en unos ejercicios cerca de la frontera que se prolongaron dos horas, lo que obligó a Seúl a desplegar aviones de combate para una maniobra de posible interceptación.
A esto se suma el que apenas media hora después de haber lanzado el misil las tropas norcoreanas dispararon unas 170 rondas de artillería a zonas marítimas cerca de la frontera intercoreana.
Los disparos fueron a parar a aguas junto a las fronteras marítimas oriental y occidental que ambos países delimitaron en un acuerdo militar firmado en 2018, en el que se comprometían a evitar maniobras ni ejercicios con fuego real en la zona.
VIOLACIÓN DE ACUERDO MILITAR
Un representante del ejército surcoreano explicó a la agencia Yonhap que se envió un mensaje al Norte a través de una de las líneas de comunicación militar transfronteriza indicando que esos disparos violaban el tratado firmado hace cuatro años y pidiendo a Pionyang que no lo vulnere de nuevo.
Por su parte, el Estado Mayor norcoreano publicó hoy un comunicado asegurando que el lanzamiento del misil fue "una contramedida militar" en respuesta a "acciones provocadoras" de Corea del Sur, cuyas tropas realizaron ejercicios de artillería el jueves.
Según Pionyang, el ejército sureño "ejecutó fuego de artillería durante unas 10 horas cerca de la zona de defensa avanzada del Quinto Cuerpo del Ejército Popular de Corea (unidad destacada frente a la frontera con el Sur)", una afirmación que el JCS surcoreano, que habló de maniobras "legítimas", consideró hoy "carente de base".
El máximo mando militar del Sur se pronunció hoy también sobre las críticas vertidas en medios locales sobre la eficiencia del llamado sistema de tres ejes -que aglutina ataques preventivos, interceptación de proyectiles y acciones de represalia- con el que cuenta Seúl ante posibles ofensivas norcoreanas.
El JCS aseguró que se han podido rastrear sin problema los recientes test de Corea del Norte, y que pese al lanzamiento fallido de un cohete Hyunmoo que se estrelló dentro de una base militar sureña la semana pasada, seguirá utilizando el sistema de los tres ejes y modernizándolo frente a los continuos avances del país vecino.
El de hoy ha sido el noveno lanzamiento de misiles realizado desde el 25 de septiembre por Corea del Norte, que está buscando poner a prueba sus sistemas de armamento nuclear táctico en respuesta a las recientes maniobras de un portaaviones estadounidense en aguas de la península coreana.
OPORTUNIDAD PERDIDA
La mayoría de analistas considera que la tensión en la península está alcanzando los niveles de 2017, cuando el líder norcoreano Kim Jong-un y el expresidente de EE.UU. Donald Trump se enfrascaron en una peligrosa escalada dialéctica, con la diferencia de que Pionyang ha tenido tiempo en cinco años para desarrollar sistemas de armamento aún más sofisticados.
Muchos expertos subrayan la oportunidad perdida que representó la fracasada cumbre de 2019 en Hanoi, en la que Trump consideró insuficiente la oferta norcoreana de desarme, y lo mucho que habría cambiado la situación de haberse alcanzado un acuerdo de mínimos que habría impedido a Pionyang aprobar en 2021 un plan armamentístico que está detrás de la reciente retahíla de pruebas.
En este contexto, el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, dijo en la víspera que medita pedir a EE.UU. un mayor despliegue militar en la región si el Norte ejecuta un nuevo test nuclear, algo que tanto Washington como Seúl consideran inminente.
Según imágenes por satélite, el régimen lleva meses preparado para hacer un nuevo test atómico en Punggye-ri (noreste del país), que sería el primero desde 2017.
De momento, Seúl ha anunciado que sus maniobras militares anuales Hoguk arrancarán este lunes con la participación de tropas estadounidenses y que durarán hasta el 28 de octubre.
Los ejercicios, que simularán ataques de misiles y armas nucleares norcoreanas, muy posiblemente deparen una nueva respuesta por parte de Pionyang.