Dinis, un portugués de 17 años, acaba de confesarse en una de las 150 cabinas montadas al aire libre en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa, una experiencia "única" con la que "limpiar el alma" por la que esta semana pasarán miles de jóvenes católicos y el propio papa Francisco.
"Es espectacular. Limpia el alma, genuinamente", asegura a EFE Dinis en el Parque del Perdón, un espacio en el barrio lisboeta de Belém donde se han instalado los 150 confesionarios, construidos por reclusos portugueses, que ofrecerán este sacramento a los fieles.
Decenas de jóvenes hacen cola bajo el sol, divididos en filas según el idioma en el que quieran confesarse, para acceder a las cabinas -construidas por reclusos-, muy diferentes de los tradicionales confesionarios donde suelen purgar sus pecados en parroquias o iglesias.
Son estructuras sencillas de conglomerado de madera reciclada -que será reaprovechada tras la JMJ-, con un banco para el cura y otro para el fiel y sin reclinatorio.
La gran mayoría, a excepción de 20, no tienen rejilla que impida ver el rostro de quien está al otro lado, en un intento de ser una "casa abierta", según la organización.
"Todos estos pequeños gestos hacen que esta confesión, para mí, sea muy diferente", cuenta Dinis, que destaca además la experiencia de confesarse con un cura distinto al habitual.
Otros peregrinos coinciden: "Hacerlo con un sacerdote de otro país también nos enriquece a nosotros", afirma a EFE Roberto Paula, un dominicano de 38 años que acude con otros tres amigos a la JMJ.
El ambiente también hace que el acto sea más especial. "Estamos aquí rodeadas de jóvenes, de gente que opina igual que nosotras, nos sentimos arropadas", celebra Paola, una sevillana de 22 años.
Su amiga Sara, también de Sevilla, destaca además que el Parque del Perdón y la atmósfera festiva y de comunidad de la JMJ aporta más sensación de libertad para confesarse.
"Vienes en grupo, en comunidad, con todos tus amigos, animados por jóvenes de todo el mundo y al final todo el mundo hace lo mismo. Si a ti te da un poco más de reparo confesarte en tu ciudad, en tu pueblo, en tu país o donde estés, creo que esto te invita a hacerlo libremente", cuenta a EFE.
El momento más especial será el viernes, cuando el propio papa Francisco confiese a varios jóvenes en el Parque del Perdón.
Los 150 confesionarios fueron construidos por presos de las cárceles de Paços de Ferreira, Oporto y Coimbra, en el norte y centro del país, y según medios locales, cobraron 5,50 euros la hora.
Una decisión polémica en Portugal, donde han aparecido incluso carteles que censuran el uso de "trabajo esclavo": "En las prisiones portuguesas hay 60 muertes de media al año", refieren.
Pero entre los católicos que pasan por el Parque del Perdón, la opinión general es positiva.
"Todos merecemos el perdón, el catolicismo se asienta mucho en esta cuestión de la comunidad y del perdón", señala Dinis, que considera que es una buena forma de permitir que los reclusos que quieran también puedan "contribuir" a la JMJ.
Francisco Luciano, dominicano, recuerda que en otras ediciones de la JMJ también hubo iniciativas similares para incluir a los presos, y cree que incluso pueden impulsar la "conversión".
"Cuánta conversión puede surgir de esas personas que forman parte de sanar almas. Porque un recluso que hace una de estas cabinas para que alguien pueda recibir el perdón a través del sacramento de la reconciliación está siendo parte de esa salvación", sentencia.
La confesión está disponible a horario completo en los cinco idiomas oficiales de la Jornada (portugués, inglés, español, francés e italiano) y en decenas de otras lenguas a determinadas horas.