El Eixo Atlántico hizo un llamamiento a los ayuntamientos gallegos y portugueses que lo conforman para que se unan en una “respuesta coordinada” a las necesidades humanitarias de los refugiados de Ucrania, principalmente para darles acogida y asistencia mientras dura el conflicto.

Así lo explicó la presidenta del Eixo, la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, que resaltó la importancia de dar una “respuesta conjunta” a esta situación, toda vez que, “lamentablemente”, han “fallado las vías diplomáticas y pacíficas”.

Méndez indicó que es “intolerable” la “velocidad con la que están sucediendo los acontecimientos que afectan a la población civil” y subrayó la necesidad de que desde la Unión Europea se “responda” para “evitar el colapso de los países limítrofes con Ucrania”, toda vez que los ciudadanos están “huyendo en masa” del país”.

Ante esta situación, el Eixo Atlántico hizo un llamamiento a las entidades que forman parte de él para “dar una respuesta coordinada en la medida de las posibilidades” de cada municipio para acoger y dar soporte a estos refugiados. Por el momento, de los 39 municipios de Galicia y Portugal, han respondido favorablemente 22, aunque los responsables del Eixo confían en que la cifra se incremente estos días.

Pisos de emergencia

En el caso de Lugo, explicó Lara Méndez, se han puesto a disposición de estos refugiados ya tres pisos de emergencia y se está analizando la posibilidad de poner en marcha alquileres para “seguir acogiendo en función de las necesidades”.

Del mismo modo, se está trabajando con las asociaciones implicadas en la cuestión y “tomando contactos” con otras. Además de acogimiento habitacional, las entidades locales buscan coordinar cuestiones como la inserción laboral de los refugiados, el apoyo social y el formativo, sobre todo en cuestiones de idioma.

Por su parte, Xoan Vázquez Mao, secretario del Eixo Atlántico, quiso diferenciar aquellas operaciones para traer de Ucrania a personas “reclamadas por sus familiares”, de aquellos refugiados que no cuentan con red social en cada municipio, lo que considera una “operación humanitaria”.

Hizo hincapié en que la ayuda humanitaria “no puede caer en el voluntarismo” y en que las personas “sensibilizadas” hagan “las cosas por separado”.