La segunda sesión del juicio contra Ana Sandamil, acusada de asesinar a su hija Desirée Leal en mayo de 2019 en Muimenta, ha arrancado este martes con la declaración del que era novio de la acusada en el momento de los hechos, que ha afirmado que ella le trasladó que "oía voces" y que detectó en los últimos meses comportamientos extraños, así como que, tras el crimen, le dijo que "se había terminado todo".
"Yo le pregunté que había pasado y ella me dijo que se había terminado todo", ha explicado el testigo ante el tribunal que repite el juicio por este crimen, después de que el TSXG echase abajo el veredicto alegando que no estaba lo suficientemente motivado en lo relativo a la capacidad de la mujer de entender sus actos, algo por lo que fue condenada a prisión permanente revisable.
El hombre ha sido increpado al inicio de su declaración por el padre de la víctima, presente en la sala, que lo ha llamado "mentiroso", lo que le ha valido una amonestación por parte del presidente del tribunal.
En la vista, ha dicho que ella nunca le contó lo ocurrido, porque "no se acordaba" y que era conocedor de que la mujer "oía voces" y "tomaba una medicación que le daba su madre", aunque no le dio mayor trascendencia.
En enero de 2019, cinco meses antes del crimen, su relación "pegó un cambio", ha contado. "Ella era muy fría, a veces era como si no me conociese", ha narrado el testigo, que "dejó de ir a verla bastante".
Entre medias, se anotó a un curso del que empezó a hacer comentarios extraños, como que los compañeros "andaban con droga" y "que la espiaban".
El que era novio de Ana Sandamil contó que la mujer "dejó de beber agua de casa", por sus sospechas de que pudiese estar envenenada, y que cambió todas las contraseñas de las tarjetas, del móvil y del wifi, porque "decía que la estaban espiando". Una noche que durmió en su casa pudo comprobar que "no dormía nada de noche: se levantaba, decía que había gente fuera, que la espiaba, salía a la ventana...".
Sobre la relación con su exmarido, el entonces novio de la mujer ha dicho que le trasladó que "le tenía miedo", mientras que una amiga de la acusada, que también declaró en esta sesión, aseguró que la relación "era mala" y que ella decía que él "la amenazaba".
BÚSQUEDA DE VENENO
Los testigos citados en este juicio contra Ana Sandamil, como es lógico, están repitiendo en su mayor parte las cuestiones que trasladaron al jurado hace un año, en la primera vista. No obstante, en esta segunda sesión se ha producido alguna variación.
Este es el caso de uno de los tíos de la acusada, ganadero, para el que Sandamil trabajó meses antes del crimen y en cuya 'tablet' se encontraron, entre otras, búsquedas sobre como conseguir un veneno, estricnina.
En el primer juicio, el hombre aseguró que esas búsquedas las había realizado él para acabar con las plagas de la granja, pero este martes ha dicho que no recuerda haberlo buscado, aunque tampoco lo ha descartado. En todo caso, ha contado al jurado que no compraba los venenos en ese formato, si no venenos comerciales contra roedores.
En el mismo dispositivo se encontraron búsquedas de canales relacionados con la vuelta al colegio, vitaminas infantiles y recetas para hacer con niños, algo que ha dicho que él no buscó.
"NADIE ESTABA PREOCUPADO"
En esta segunda sesión también ha declarado una técnica de emergencias que acudió al domicilio donde sucedieron los hechos tras la muerte de la niña y que ha descrito una "situación extraña".
"Cuando llegamos a los domicilios, las familias suelen estar más exaltadas, siempre encima tuya, hasta el punto de no dejarte trabajar.
En ese momento no fue lo que percibimos, notamos algo raro, que nadie estaba preocupado", ha dicho.
Aunque ha reconocido que la abuela de la niña sí estaba "nerviosa", la testigo ha explicado que también le sorprendió que, a pesar de que aparentemente habían encontrado a la niña muerta al despertarse, la familia "ya se había vestido" y "arreglado" mientras llegaba la ambulancia.
A su llegada a la vivienda de Muimenta, ha añadido, notaron que la víctima tenía ya "las extremidades frías". Aún así, intentaron maniobras de resucitación, durante las cuales la técnico vio que Desirée "tenía sangre en las uñas y en las manos" y "unas heridas en las comisuras":
"Le miramos dentro de la boca y tenía heridas en el paladar, pero ya eran de horas, no de aquel momento", ha contado.
También al subir a la niña a la cama, ha profundizado, vio "que había sangre en el suelo, como limpiada", así como en un calcetín y una zapatilla deportiva y en "las extremidades de la cama".
Los otros sanitarios que han intervenido en la sesión fueron los que atendieron a la madre de Desirée, unas horas después del crimen, por un supuesto intento de suicidio. Ante el jurado, han dicho que la mujer "caminaba con normalidad" y "estaba orientada" a pesar de las pastillas que dijo que se había tomado.
Uno de los técnicos ha contado, además, que le "llamó la atención" que mientras estaban en el domicilio la Guardia Civil pidió a Ana Sandamil su teléfono y su tablet y que el padre de ella les preguntó si "tenían orden" para llevárselos.
EL DÍA ANTERIOR ESTABA "TODO NORMAL"
Otro de los testimonios que se han oído en la Audiencia es el de una amiga de la madre de la acusada, que estuvo con ellas, y con la menor, el día anterior a los hechos. En la sala, ha contado que estaba "todo normal", tanto en su actitud como en relación a la niña.
La testigo ha contado que había visto en los últimos meses a Ana Sandamil "mal", "obsesionada con el teléfono", y que le recomendó a su madre que la llevase a un curandero.
Unos meses antes, en Nochevieja, fue la última vez que vio a la acusada una de sus tías políticas, que ha contado ante el tribunal que Ana Sandamil estaba "muy contenta, muy alegre, quizás demasiado alegre". "Nos sorprendió por lo excesivo", ha dicho la mujer, que también ha narrado que su marido, tío de la acusada, le pidió ayuda y consejo para lidiar con Ana Sandamil, que estaba "muy mal, con mucha depresión".
Todos los testigos que han declarado, amigos o familiares de la acusada, han avalado, no obstante, las aptitudes de Ana Sandamil como madre y su unión a la pequeña Desirée. "Esa niña era el centro de su vida y ella era una madre excelente: paciente, cariñosa, atenta... lo mejor de lo mejor", ha contado su tía.
La niña, por su parte, "tenía adoración por su madre", ha explicado otro familiar, que las veía "muy unidas". "Y diría que la niña tenía 'mamitis', estaba siempre pendiente de su madre", ha añadido.