El pasado lunes, día 17 de abril, tuvo lugar la inauguración del ciclo de conferencias “Peccata Minuta. No solo buenas prácticas”, que reúne a diferentes personalidades del mundo de la cultura para reflexionar en torno al error como fuente de aprendizaje. Desde Estilo Ideal hemos hablado de errores con Itziar Castro, actriz de origen gallego.
- En la cultura y en las artes escénicas, pesa más un error que en otras profesiones?
¿Qué es un error? ¿Quién dice lo que es un fracaso y lo que es un error? Pasa mucho en esta profesión que hay películas o obras de teatro que no han sido éxitos de taquilla, y después han sido éxito de culto. En el arte pasa exactamente lo mismo. Van Gogh solo consiguió vender un cuadro en vida y ahora, ¿cuál es el precio de uno de sus cuadros?.
El éxito y el fracaso son términos relativos, pero lo que sí es cierto es que cuando fallas, te lo echan más en cara. En este país también tenemos un problema con el éxito. Cuando nos va bien no sé si es por envidia o por no saber cuestionar, pero suele haber mucha crítica. Pasó con Rosalía, hasta que lo petó mundialmente y ya nadie puede discutirlo.
Entonces en la cultura y en las artes escénicas quieren que exista un equilibrio. Que nos quedemos en el medio. Y yo que quieres te diga, me gustan los extremos. Para bien o para mal. También es verdad que estamos en una época en la que todo es muy efímero. Es verdad que ahora en las redes sociales un fracaso o un error aparece en todos partes, pero dura dos días. Todo puede crear un fuego terrible.
- ¿Cuántas veces te han dicho que no antes de llegar a donde estás?
Pues cada día, hoy mismo me han dicho que no. Y esto es una cosa que no nos enseñan cuando estudiamos teatro o artes escénicas. Intento explicarlo mucho cuando doy cursos. Estamos acostumbrados a conseguir el éxito pero no estamos acostumbrados al no, y en nuestra profesión, tenemos más respuestas negativas que positivas. Nuestra profesión es de las pocas que tiene que pasar un casting y un examen cada día para acceder al trabajo. Y además, es un criterio muy personal de los que eligen.
- Queríamos hablar también de tus raíces gallegas…
Mi madre es de Vila de Cruces, nacida en Bodaño pero criada en Vila de cruces. El obispo de Vigo es mi tío abuelo. He pasado veranos y otras vacaciones allí, en la aldea. Yo me defino como catalana, de familia gallega, con nombre vasco, cara de guiri y vivo en Madrid. Lo tengo todo.
Además, en mi espectáculo canto Lela, la canción de Rosalía de Castro de Castro musicada por Carlos Núñez. Y la canto para hablar de los errores y de que te sientes “lela” muchas veces.
- Volviendo a los errores, ¿crees que la ficción tiene un poder de transformar la sociedad?
Totalmente. La ficción tiene varias vertientes: entretener, educar, compartir y hacer ficción. Pero también hay otra que es la de retratar la sociedad en la que vivimos. Si en la sociedad todos somos distintos en la ficción también debe ser así. Entonces, creo que hay mucha ficción que ayuda a cambiar. Yo estoy muy orgullosa de haber pertenecido a una serie como VIS a VIS porque en ella éramos todo mujeres, mujeres de distintas razas, de distintas procedencias, de distintos tamaños, de distintas realidades y de distintas condiciones sexuales. Pero estábamos en una cárcel. Ahora deberíamos de hacer lo mismo pero en un bufete de abogados o en un hospital.
Los culebrones diarios que ve todo el mundo tienen personajes LGTB, tienen personajes racionalizados y no tienen un hándicap. Yo he oído a gente mayor diciendo: Ay, pero es que si se quieren bien, qué bonito. Y eso cambia conciencias y cambia realidades porque empatizas más a veces con la ficción que con la realidad.
- ¿En qué momento te encuentras profesionalmente?
Pues ahora estoy en un momento de mucha producción.. Estoy produciendo mi propio espectáculo. Es un concierto poético teatral en el que canto, leo poemas, comparto mis emociones y hablo del bullying y de la superación. También estoy produciendo un proyecto audiovisual que he escrito, voy a dirigir y producir. Estoy en un momento de mucha producción propia. Ah, y poniendo mucho dinero.
- Del error más grande, ¿qué fue lo que aprendiste?
Aprendo cada día de los errores. Es que no creo que haya solo un error grande. Pero si que hay uno que me acompaña desde pequeña y que está en mi libro también. Con ocho años perdí a mi mejor amiga en un accidente de coche y aprendí que la vida es hoy. Y aprendí que hay que decir las cosas que piensas y sientes y ese fue mi error, no hacerlo. Pero tenía ocho años. Pero es algo que me ha acompañado siempre y es un error que me acompañará toda la vida en crecimiento.
Yo la cago mogollón, constantemente, no sabría contarte un solo error porque cometo muchísimos y tropiezo siempre con la misma piedra. Pero transformo mis fracasos en creatividad. El amor, el desamor, los fracasos en general… siempre me han servido para crear. Cuando me nominaron al Goya estaba en números rojos en el banco. Muchos números rojos, tres cifras, más de seis mil euros en negativo. Todo el mundo me decía lo mucho que me lo merecía por dónde había llegado y yo pensaba que ni siquiera podía llegar a fin de mes.
- ¿Qué consejo le darías a la Itziar del pasado?
Solo le podría decir que siguiese adelante y que intente que todo le afecte un poco menos. Soy muy sentida. En realidad soy muy fuerte y muy guerrera, pero muy vulnerable y muy sensible. Yo creo que no se puede ser fuerte sin ser vulnerable y no se puede ser vulnerable si no aprendes a ser fuerte. Creo que es lo mismo que el éxito y el fracaso, va unida la una con la otra.