Domingo de Resurrección es sinónimo de Bollos de Pascua. Es un presente que todos los años esperan ahijados y nietos, pero del que disfruta todas las familias y que se ha convertido en uno de los productos estrella de las panaderías y pastelerías de la comarca, que se han reinventado para ofrecer gran variedad de opciones a los clientes. 

En la ruta larpeira aleatoria que Diario de Bergantiños realizó este Domingo de Pascua por una quincena de negocios de Carballo, A Laracha y Coristanco, se pudo comprobar cómo los bollos más tradicionales comparten cada vez más espacio con verdaderas obras de arte de chocolate. En la oferta predomina el bollo tradicional un poco alto, seguido del roscón relleno con variedad de cremas o chocolate, el “cake” de pistacho, herraduras, huevos de chocolate, balones de fútbol y muchas más creaciones. 

El precio, lógicamente, varía según el peso y las horas de trabajo dedicadas. Así, el roscón se vendía entre 10 y 15 euros, mientras que los huevos o figuras de chocolate, de diferentes tamaños, llegaron a costar hasta 50 euros.

Es difícil contabilizar cuantos Bollos de Pascua se vendieron ayer en la comarca, pero en vista de las colas que había fuera de las panaderías y de los muchos encargos que se hicieron, se podría decir que centenares.