Los episodios de contaminación fecal siguen afectando este verano a las playas de la Costa da Morte. Después de los casos que se produjeron en los meses de junio y julio, que llevaron a prohibir el baño en algunas playas de la zona, este mes se han vuelto a repetir estos episodios en la playa de Estorde, en Cee. 
Según la información disponible en la Consellería de Sanidade, los análisis realizados los días 12 y 18 de agosto revelaron la presencia de un elevado nivel de bacterias fecales en este arenal, tanto de e-coli como de enterococo intestinal, alcanzando 2.000 nmp/100 ml en ambos casos, lo que supera con creces los límites permitidos.

A mediados de julio, esta misma playa ya había registrado un caso en el que los niveles de e-coli se acercaron peligrosamente al límite máximo de 800 nmp/100 ml, situándose en 740 nmp/100 ml. Aunque en esa ocasión no se llegó a prohibir el baño, un mes después los niveles de bacterias fecales aumentaron hasta duplicar los máximos permitidos.

Estorde no es la única playa afectada por estos episodios de contaminación fecal esta temporada. Durante todo el verano, las autoridades sanitarias han detectado problemas similares en otras playas de la Costa da Morte, como Arnela, en Corme (Ponteceso). Este arenal sufrió hasta tres episodios consecutivos de contaminación microbiológica que llevaron a la prohibición temporal del baño en varias ocasiones.
 

El más grave de estos casos ocurrió el 16 de julio, cuando se detectaron niveles de e-coli en el agua que alcanzaron los 1.200 nmp/100 ml, casi el doble de lo permitido. Afortunadamente, después de varias semanas de trabajo para controlar la situación, la playa fue declarada nuevamente apta para el baño. 
En Cee, además de Estorde, la playa de Gures también ha experimentado problemas de contaminación. En mayo, se registraron niveles de e-coli que llegaron a los 2.000 nmp/100 ml, una cifra que obligó a las autoridades a prohibir temporalmente el baño. 

También en Corcubión, la playa urbana de Santa Isabel ha repetido los episodios de contaminación que se han registrado en años anteriores, con altos niveles de las bacterias fecales. A estos casos se sumó este año uno inesperado, en el la playa de Ézaro, en Dumbría, en donde el 17 de junio hubo 830 nmp/100 ml de e-coli.