La torre de refrigeración de la antigua central térmica de Meirama ya es historia. La empresa vasca que ganó el concurso convocado por Naturgy para demoler las instalaciones procedió este miércoles a la voladura controlada de la mole de 126 metros de altura que llevaba en pie alrededor de cuarenta años.
El proceso fue muy rápido y comenzó minutos después de las 15 horas con una detonación, que fue seguida por el estruendo provocado por la caída de la estructura conformada a base de hierro y hormigón, que se vino abajo como un castillo de naipes en apenas diez segundos.
La construcción de hormigón armado– cuya función era enfriar el agua de refrigeración necesaria para la operación de la central– estaba sustentada sobre 54 pilares en ‘v’, abarcaba un volumen de unos 648.000 metros cúbicos y se calcula que su peso superaba las 10.000 toneladas.
La operación se llevó a cabo con las máximas medidas de seguridad, según apuntó Naturgy, y “con el mínimo impacto ambiental y el cumplimiento riguroso de la normativa vigente”. También generó gran expectación, con un buen número de personas que se congregaron en las inmediaciones del lugar
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El dispositivo de seguridad incluyó el desalojo de los vecinos que viven en las cuatro casas situadas a menos de 50 metros de distancia de la torre. De igual forma, se procedió en los momentos previos a la demolición a cortar el tráfico en la DP-2405, que enlaza Cerceda con Mesón do Vento y que discurre por delante de la antigua central térmica.
Además de derribar la torre se procedió a la voladura de los dos silos de cenizas, de 34 y 44 metros respectivamente, así como el silo de escoria.