Los que rondan los cincuenta son de esa época en la que los planes se cerraban con, al menos, un día de antelación y, para sorpresa de los adolescentes de ahora, la gente se encontraba. Tan fácil como determinar un sitio y una hora. Ahora que su fachada vuelve a estar a la vista, el clásico ‘quedamos en el Avenida’ lo mismo vuelve a ponerse de moda.