Hace ya dos meses que la Costa da Morte dejó el verano atrás –aunque por las temperaturas no lo parezca–, pero las ganas de fiesta siguen intactas. Si ya no hay verbenas, se hacen comidas solidarias. Si pasaron las fiestas patronales, se organiza una pulpada y un churrasco bajo carpa. Y así pasa el año, de fiesta en fiesta.