Ese manjar que despierta pasiones

Ese manjar que despierta pasiones
Miguel Ángel Silvestre

Desconfíen de quien no se rinda ante una buena tortilla, porque algo esconde. Con cebolla, sin ella, cuajada o con ese equilibrio casi imposible que hace que comerla, además de un placer, sea un ejercicio de habilidad. El actor Miguel Ángel Silvestre ha proclamado a los cuatros vientos vía redes sociales su profundo deseo por la de Betanzos, una de las obsesiones más sabrosas que se pueden tener. Y no es el único embrujado por este manjar que iguala a estrellas de cine internacionales y vecinos de cualquier parroquia gallega: en Carballo, donde saben de patatas y de qué hacer con ellas, un hombre irrumpió en una zona de vinos a la hora del vermú blandiendo una hoz y un martillo –la referencia ideológica no puede ser casual– y reclamando a voz en grito su pincho de tortilla. Porque un país que le niega a sus ciudadanos su merecida tortilla con la consumición no tiene valores ni futuro. Con pan y vino se anda el camino, pero con tortilla se llega a cualquier sitio.

Ese manjar que despierta pasiones

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