Más de una treintena de carreteras de la red secundaria, sobre todo de Andalucía y la Comunidad Valenciana siguen cortadas por las inundaciones provocadas por la lluvia, todas ellas de la red secundaria, en tanto que por nieve están afectadas más de 40 vías, solo tres de ellas autovías, aunque se puede circular.
Respecto a las autovías, según los datos actualizados de la Dirección General de Tráfico (DGT), son transitables pero con precaución un tramo de la A-50 en Ávila en ambos sentidos; la A-66 en Nava de Béjar y en Vallejera de Riofrío, ambos tramos en la provincia de Salamanca, y la A-1 en Buitrago de Lozoya (Madrid).
Respecto a las carreteras secundarias, la nieve mantiene cortadas cuatro vías en Andalucía, entre ellas la de Sierra Nevada (Granada) y el puerto de La Ragua.
En Asturias es transitable pero con precaución la N-60 en Lena, en tanto que en Castilla y León son 19 las carreteras afectadas y algunas están cortadas totalmente al tráfico, como en La Hoya y Candelario (Salamanca), aunque en la mayoría se puede circular con precaución.
Por su parte, en seis carreteras de Cataluña tampoco es recomendable circular a causa de la nieve y es obligatorio el uso de cadenas o de neumáticos de invierno en tramos de la N-260 o de la C-38.
Además, el Puente Viejo de Talavera de la Reina ha quedado derrumbado en dos tramos en la madrugada de este domingo por la crecida del Tajo. Es uno de los más antiguos de la provincia de Toledo, pues la primera referencia de su construcción data del año 1227.
Según el Ayuntamiento de la ciudad, el Puente Viejo de Talavera, denominado también puente de Santa Catalina, tiene una longitud de 61 metros y una altura de 4, y fue el rey Fernando III quien dio la orden de controlar el flujo comercial en los puentes que cruzaban el Tajo.
Los documentos de la época reflejan que el puente pudo albergar unos 22 arcos, gran parte de ellos distintos entre sí dado que se fueron modificando durante el transcurso de las obras de reconstrucción a lo largo de los siglos.
De hecho el puente contaba con arcos de medio punto, alzado peraltado, media circunferencia o perfil apuntado.
A lo largo de su historia el puente ha sido objeto de diferentes obras de conservación.
En la primera mitad del siglo XV el puente se encontraba muy deteriorado por lo que el Concejo, una institución municipal responsable directa de la vecindad que imperó en el periodo medieval, emprendió una serie de reformas para su reconstrucción.
Están documentadas las obras que se realizaron entre 1450 y 1459.
Durante el siglo XIX el Puente se vio afectado en algunos tramos a causa de las lluvias por lo que fue objeto de reparaciones en los años 1815, 1835, 1841 o 1850 según consta en el Archivo Municipal de Talavera.
También, según el Consistorio talaverano, se tiene constancia documental de la aplicación de pontones y entablados de madera que se llevaron a cabo entre el siglo XV hasta el XX.
Desde el siglo XVII se empezó a utilizar en la reconstrucción el ladrillo de tejar, y a partir de la primera mitad del XX el Puente Viejo fue reforzado con ladrillo de gafa y mortero de cemento, al tiempo que se instalaron vigas de metal entre los vanos de las pilas para soportar el tablero.
A comienzos del año 2000, cuando se puso en marcha el proyecto de Ordenación hidráulica del río Tajo entre Bolarque y Talavera, el puente se fue adaptando para que lo utilizaran ciclistas y peatones.