Blanca Paloma, representante española en Eurovisión: "Antes de empezar miro hacia arriba y me conecto a la yaya Carmen"

Blanca Paloma, representante española en Eurovisión: "Antes de empezar miro hacia arriba y me conecto a la yaya Carmen"
Blanca Paloma, durante uno de los ensayos de su actuación

Blanca Paloma compite este sábado en la gran final de Eurovisión 2023 en nombre de España bajo muy buenos augurios ("Yo vengo a ganar", afirma a EFE) y probablemente la apuesta más audaz de este país en décadas: la nana por bulerías "EaEa", que devuelve el flamenco al festival europeo.


"Estoy muy orgullosa de que una propuesta tan arriesgada haya llegado tan lejos", suscribe la artista ilicitana en una entrevista a unas horas de que pise el escenario del Liverpool Arena con un canto que celebra la importancia del legado maternal y, en su caso, de su abuela Carmen y su mantón encarnado de flecos.

 

Toda la prensa especializada destaca su desempeño vocal y su capacidad para controlar los nervios sobre el escenario. ¿Cómo lo hace?
Ojalá lo supiera. Supongo que es confianza en el trabajo que hemos hecho hasta aquí, trabajo de un equipo fraguado a lo largo del último año y con el que me siento identificada, porque tienes que salir a ese escenario pensando que lo que vas a hacer es verdad. Me siento muy orgullosa de que una propuesta tan arriesgada hay llegado tan lejos.


¿Por qué decidió mantener en Eurovisión casi intacta la puesta en escena con la que ganó la preselección española de Benidorm Fest?
El concepto ya estaba cerrado. Solo hemos planteado más adaptaciones a este escenario, porque había cosas que no se podían reproducir tal cual, porque si no lo habríamos dejado. Estábamos muy satisfechos con el resultado de Benidorm y, a la vez, hemos encontrado ventajas para aprovechar, como la realización. Lo importante no es la cantidad de efectismos nuevos, sino mantener la esencia de los que había y que los que se sumen eleven el conjunto.


¿Por qué cambiar en ese sentido la nota final sostenida por el melisma de la versión de estudio?
Es verdad que el sostenido me daba confianza. Era una flecha de la voz que se lanzaba directa al corazón de la gente, pero en estos meses en que presentamos variaciones en las actuaciones había gente que me preguntaba por el melisma de la grabación. Me lo he reservado para la final porque es complejo y arriesgado. Para mí esta canción es una olimpiada de la voz y es la primera vez que canto desplazándome.


¿Hay algún momento más peliagudo durante la actuación?
Cada uno de ellos es importante y significativo. Para mí en el inicio el reto es traspasar la pantalla y, después, salir con decisión en la mirada y en el movimiento. Es cuestión de sostneer la energía para que no decaiga. Tengo imágenes mentales a lo largo de todo el tema por si en algún momento desconecto o hay algún fallo, poder hacer una reconexión de emergencia.


¿Qué imágenes?
Siempre antes de empezar miro hacia arriba y me conecto a la yaya Carmen, porque este viaje es un homenaje a todo su legado.


¿Qué le hubiese dicho ella ante un momento como este?
¡Vamos allá la Blanca Paloma!


Aparece quinta en las apuestas, ¿vamos a acabar con el maleficio del flamenco que llevó al último puesto a Remedios Amaya?
Espero que sí, aunque más allá del flamenco esta candidatura me representa a mí y la gran diversidad que hay en España, porque también tiene matices orientales y está imbricada con la electrónica. Es mirar atrás para recuperar el valor de nuestra identidad y mandárselo a las generaciones futuras.


¿Qué le ha dado Eurovisión?
Me ha hecho darme cuenta de lo fuerte que soy. Y también creo que ha sido importante no solo para mí sino para otros artistas que no se verían en este contexto. Se les transmite que en estos formatos quizás más asociados a la música comercial o más del momento también hay sitio para propuestas más arriesgadas, una apuesta por la cultura y el arte y así enriquecer el festival.


Esta canción surgió en medio de la producción de su primer álbum, ¿en qué punto está ese disco?
En stand-by. Le dimos un empujón hace poco lanzando "Plumas de nácar", que fue el primer tema que escribí. Lo que quiero ahora es aprovechar esta adrenalina para seguir trabajando cuando acabe Eurovisión, encerrarme en el estudio a grabar y a la vez hacer conciertos, que me apetece muchísimo, porque es donde más conecto con la gente y donde más libre me siento.


¿Qué capricho se ha prometido para el final de esta vorágine?

 Volver a mi pueblo y comerme una paella o una fideuá de mi madre, que eso es como el mejor abrazo.


Con dos candidatos tan fuertes por delante como Suecia y Finlandia, ¿hay espacio para la esperanza de repetir un fenómeno como el de Salvador Sobral en 2017?
A un concurso no se viene a perder. Habrá quien venga a participar, pero yo con esta propuesta vengo a ganar. Estoy preparada para quedar donde quedemos, porque no depende de mí, pero creo que estamos a la altura y que hay que soñar hasta el final. 

Blanca Paloma, representante española en Eurovisión: "Antes de empezar miro hacia arriba y me conecto a la yaya Carmen"

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