Tan cerca y lejos

Y sin embargo no me abandona nunca diciembre. Lo hago mío. Para vencer la desesperanza me alío con la esperanza. En mi calendario de emociones diciembre me sitúa cerca de un final. En mi calendario de emociones diciembre me reubica cerca de un principio.


No recuerdo un otoño tan cálido como este y ya casi es invierno: se han desnudado las alamedas, una ráfaga de lluvia me ha despertado. ¡Despierta! Voy detrás del lunes escribiendo en domingo. Como las hojas, ¿mi amor se ha venido al suelo? Imposible. Mi corazón es cálido como este otoño, late por el impulso de escribir, con la necesidad de hacerlo, con la urgencia de organizar otro mundo posible en palabras.


Mi deseo es irrealizable, inhacedero. Otro mundo.


Nada ha sido más revolucionario en mi propia vida que la literatura. Los libros me siguen dando toda la información posible sobre cualquier aspecto. ¿Qué necesitas? Recordar que solo a nosotros mismos debemos conformidad. Recordar mi propio valor para volcar en palabras esta inquietud interna que siento.


Mi deseo es realizable, hacedero. Soy escritora: otro mundo, todos los mundos son posibles si encuentro las palabras que se unen para armar, amar, otras historias.


Es diciembre. Soy la que camina de puntillas oyendo el aleteo de los latidos acelerados en el pecho. Latidos rápidos del corazón. PARA es una palabra vestida de bata blanca. Paro. Te dejo todas las columnas de todos los lunes sin consigna que escribí en la cocina los domingos. ¿Cuántos domingos hay en dos años?: Todos los libros posibles.


A mis muy cerca de cincuenta años, este domingo amanezco leyendo Ancho mar de los Sargazos, de Jean Rhys (1894-1979), autora que nació en la isla de Dominica, en las Antillas. De Rhys, desamparada y muy amada escritora, llevo siempre conmigo esta reflexión: «La lectura nos convierte a todos en inmigrantes. Nos aleja de casa, pero más importante, nos encuentra hogares en todas partes». Y esta otra, a la que me aferro: «Soy la única verdad real que sé.»


A mis muy cerca de cincuenta años, necesito rehabilitarme de nuevo en la escritura. El espacio será este final de otoño cálido como no recordaba, como protagonista todas esas que soy yo y ésa, la que no es ninguna. El conflicto será la transformación y como clímax apoteósico: el cambio. El aire será un símbolo: ¡Respira! Respiro.


Después. Después será siempre otra historia. Gracias por leerme sin consigna. Ha sido un placer y un privilegio juntar algunos retazos de mi quehacer cotidiano mientras revivía las lecturas que me han hecho, me hacen, tan feliz.


En la esperanza y la certeza de volver a encontrarte. Con amor, Silvia.

Tan cerca y lejos

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