Las investigaciones preliminares de la policía y de las fuerzas armadas danesas han confirmado que los daños a los gaseoductos Nord Stream 1 y 2 fueron causados por "potentes explosiones".
La Policía de Copenhague se refirió este martes en un comunicado a las pesquisas llevadas a cambo en las "escenas del crimen" en el mar Báltico, en cooperación con el Ejército y con los Servicios de Inteligencia de la Policía Noruega (PET).
"Las investigaciones han confirmado que Nord Stream 1 y 2 han sufrido daños extensos en la zona económica exclusiva danesa y que estos daños fueron provocados por potentes explosiones", señaló dicha fuente.
La policía danesa anunció además que, en base a estos resultados preliminares, se creará un grupo de investigación conjunto con el PET para continuar esclareciendo el caso, que cooperará con las autoridades competentes en Dinamarca y en Noruega.
No obstante, el comunicado destacó que todavía es "demasiado pronto" para informar sobre el marco en el que se producirá la cooperación internacional con Alemania y Suecia, entre otros países.
Ello se debe a que hay varios actores implicados y a que en cada país es una institución distinta la que está haciéndose cargo del caso, señalaron, después de que medios alemanes informasen esta semana de que las autoridades suecas y danesas eran reacias a cooperar por razones de seguridad.
La Policía de Copenhague destacó además que en estos momentos no es posible predecir cuándo finalizará la investigación.
Por otro lado, el diario sueco "Expressen" publicó este martes imágenes que según afirma el medio muestran una de las tuberías de Nord Stream 1, tomadas a 80 metros de profundidad por drones submarinos de la compañía noruega Blueye Robottics.
"Expressen" asegura que en el punto investigado faltan unos 50 metros de tubería y que los extremos del conducto están retorcidos y desgarrados como si hubieran sometidos a una fuerza extrema.
Además, el lecho marino aparenta está agrietado en torno al punto en el que se detectó una de las cuatro fugas a finales de septiembre.
Los gasoductos Nord Stream 1 y 2 no estaban operativos en el momento de sufrir los daños, puesto que la compañía rusa Gazprom había dejado de suministrar gas a través del primero a principios de septiembre, tras ir reduciendo el flujo a lo largo del verano, y el segundo no había llegado a entrar en funcionamiento todavía.
Las autoridades suecas y danesas partieron desde un primer momento de la hipótesis del sabotaje y, al igual que el resto de países occidentales, sospechan de una autoría rusa.