La romería de Santo Hadrián de Malpica volvió a demostrar su gran poder de convocatoria. Ni la lluvia ni el mal tiempo que amenazó durante toda la jornada pudo con la fe y la devoción al santo, con actos multitudinarios durante todo el día.
Como si de un milagro se tratase, la lluvia respetó la celebración y solo hubo un pequeño orballo cuando salía la procesión desde la iglesia hasta el santuario. A medio camino, cesaron las precipitaciones y la comitiva pudo continuar el recorrido con normalidad, tal como indicó el alcalde, Eduardo Parga.
Aún así, los chuvasqueros y los paraguas acompañaban a casi todos los fieles, que encomendaban al santo sus habituales peticiones, como ocurre todos los años. Los romeros acuden desde diferentes lugares de la comarca pidiendo su intercesión para muchas enfermedades y también para agradecerle su ayuda cuando así lo solicitaron. Este año la afluencia de gente fue algo menor, ya que, a las malas previsiones meteorológicas que había para la jornada, se unieron otras celebraciones como San Adrián da Piña, en Sofán (Carballo) y San Adrián de Toba, en Cee. En la parroquia carballesa hubo la tradicional poxa de gallos.