Condenan al alcalde de Pol por agredir en un partido a un aficionado rival

Condenan al alcalde de Pol por agredir en un partido a un aficionado rival

Un Juzgado de Lugo ha condenado al alcalde socialista de Pol, Lino Rodríguez Ónega, por un delito de lesiones leves, al encontrarlo culpable de haber agredido a un aficionado del club de fútbol de Portomarín en el transcurso de un encuentro que enfrentó a los equipos de ambos municipios lucenses.
 
Según han informado a EFE fuentes próximas al caso, el juzgado le ha impuesto al regidor local, como culpable de un delito de lesiones leves, una multa de 540 euros, además de la obligación de indemnizar a la víctima con otros 120.
 
El juicio se celebró el pasado 6 de septiembre.
 
Brais Rodríguez, un joven seguidor del equipo de fútbol de Portomarín, presentó denuncia contra el alcalde de Pol en el puesto de la Guardia Civil de la localidad el pasado mes de mayo por la supuesta agresión de la fue objeto durante el encuentro que disputaron ambos equipos.
 
En declaraciones a EFE, Brais explicó que llegó al campo de fútbol de Pol “una hora antes del partido” y le preguntó al utillero local si él y sus acompañantes -iba con su novia y con dos menores de Portomarín- podían colocarse en la estructura metálica ubicada en el recinto para uso de la prensa cuando juega el filial del Club Deportivo Lugo.
 
Cuando comenzó el partido, “estábamos animando a nuestro club”, dijo Brais, que también “llevaba un bombo”, el mismo que habitualmente lleva “a los partidos del Breogán” (equipo de la Liga ACB de baloncesto), cuando “subió un señor”, que en aquel momento ni siquiera “sabía que era el alcalde”, y les dijo que no quería “que estuviesen allí”.
 
“Llevamos yendo al Breogán toda la vida y nunca tuvimos ningún problema”, dijo Brais, quien también explicó que, poco después, el alcalde regresó para llamarles la atención “por segunda vez y de muy malas maneras”.
 
“Nos dijo que iba a llamar a la Guardia Civil y nosotros le dijimos que la llamase, porque no estábamos molestando ni amenazando a nadie. Simplemente, estábamos animando a nuestro equipo”, aclaró Brais.
 
Poco después, según su relato, Rodríguez Ónega volvió a subir “por tercera vez” y, entonces, lo agarró “por el cuello” y de la “camiseta”, le “rompió dos colgantes” y amenazó con tirarlo desde la estructura metálica, que tiene “unos cuatro metros de altura”.
 
“Me dejó cardenales, marcas en el cuello, al tirarme por los colgantes, y arañazos”, dijo Brais, quien fue al centro médico para documentar sus lesiones.
 
De hecho, precisó que la agresión fue incluso plasmada por el árbitro en su acta, una de las pruebas que presentó para documentar la supuesta agresión.
 
Por su parte, Rodríguez Ónega negó entonces la agresión y explicó que el Ayuntamiento había preparado “una torreta para que la Televisión de Galicia tomase imágenes de los encuentros”, pero no se permitía “que la gente” se subiese a ella, por motivos de seguridad.
 
El incidente con el aficionado del Portomarín se produjo “al inicio del partido”, y no “tuvo nada que ver el resultado”, dijo el regidor local.
 
“Me dirigí a ellos y les expliqué que no era por el bombo” que estaba tocando, “que no me molestaba, sino porque no quería que estuviesen allí arriba”, precisó.
 
“Fui arriba dos veces. La segunda vez casi me insultan”. Entonces, confesó el regidor, subió “una tercera vez” y, supuestamente, se “enzarzaron” con él.
 
“Pero no pasó nada más. No hubo puñetazos ni nada de eso. Dice -ese aficionado del Portomarín- que lo lastimé. Pero no sé con qué lo pude lastimar”, dijo Rodríguez Ónega.
 
Una vez se ha hecho pública la condena, el aficionado agredido considera que servirá para hacer “justicia”, con independencia de la cuantía económica de la multa y de la indemnización impuesta.
 
En declaraciones a EFE, dijo que “la sentencia fue justa” y, “al final”, después del suceso ocurrido a principios de mayo en el campo de fútbol de Pol, “se hizo justicia”.
 
La víctima valora el resultado de la sentencia “con independencia de que la persona condenada sea o no un personaje público”, porque “algo así no puede suceder con ningún tipo de persona”.
 
De hecho, recordó que “en aquel momento”, cuando se produjo la agresión en el campo de fútbol, “ni siquiera sabía quién era”.
 
“A mí el dinero me da igual, pero no es normal que una persona actúe de esa manera”, concluyó.

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