Corría 1910 cuando el Gobierno permitió que las mujeres pudieran entrar en la universidad, y aún hubo que esperar hasta 1936 para ver licenciada a la primera arquitecta, Matilde Ucelay. La segunda en seguir los pasos de Ucelay fue la gallega Rita Fernández Queimadelos, en 1940.
“Parece un discurso antiguo, pero las estadísticas evidencian una situación de anormalidad en cuestión de género en el ejercicio profesional de la arquitectura y el urbanismo, y ya no digamos en los puestos representativos”, explica Elvira Carregado, secretaria del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG).
Una situación inexplicable, e incómoda, que provoca, como indica Carregado, “que muchas mujeres arquitectas no se sientan representadas”. Por eso, en 2016, el COAG vio necesario crear el colectivo Hai Mulleres, “un espacio que acerque esta realidad, que a veces parece que ya no existe, a todos los compañeros de profesión”, destaca Carregado.
Dice el viejo refrán popular que “habelas hainas”. Y Elvira Carregado sabe bien que, quizás, las meigas no existan pero sí las grandes arquitectras. Así que, qué mejor forma de visibilizar el buen trabajo de estas que crear un círculo de lectura, y descubrir en los libros, ese espacio del que también se empeñaron en borrarlas, que la lista es extensa. “Este año vamos a crear un club de lectura de arquitectas para que, entre nosotras, veamos que en la Historia también podemos encontrar referentes femeninas”, cuenta ilusionada Carregado. Una iniciativa que se pondrá en marcha en abril pero de la que ya se conoce la primera lectura. “El primer libro será Arquitectura y Género, de María Novas, obra publicada en 2021”, desvela.
Pero las arquitectas no sólo han quedado relegadas de la literatura, también de los planes de estudios. “En los planes de estudio las mujeres son invisibles. Queremos recuperarlas”, asegura sin miedo.
“Hay muchísimas parejas de arquitectos sobre las que sabemos de él pero no de ella”, indica. Casos destacados, y sangrantes, parecen los de “Le Corbusier o Mies van der Rohe”, matiza, pues, por ejemplo, “la Silla Barcelona, uno de los objetos más reconocidos del siglo pasado, fue ideado por Lilly Reich y no por Mies van der Rohe”, revela.
Así, no extraña que desde Hai Mulleres deseen cambiar la triste tendencia, todo para que las estudiantes de arquitectura “tengan referentes femeninas”.
Un parecer, el de Elvira Carregado, que respaldan las nuevas generaciones. Isabel Comí, arquitecta que trabaja en el estudio de Manuel Gallego Jorreto, uno de lo más prestigiosos de nuestra Comunidad Autónoma, opina que “ahora comienza a verse el cambio en las escuelas, siendo las mujeres mayoría por primera vez”.
Hito que, como remarca Marta Fernández, arquitecta de Ola Estudio, arroja luz a una profesión vinculada “hasta hace pocas décadas, fundamentalmente, a los hombres”. Por eso, mira con optimismo hacia el futuro de la arquitectura, donde impera "la necesidad de actualización de los estudios". Una necesidad real que desembocará en "buscar más miradas jóvenes y feministas", destaca.
Decía Bob Dylan the times they are a-changin' , y como él, Isabel Comí tiene la esperanza de que “el cambio generacional traiga consigo una variación en la dirección de los grandes estudios para que comiencen a aflorar más firmas femeninas”, señala con entusiasmo.