Después de hacer lo más difícil, remontar el 1-2 con el que se colocó el filial del Racing de Santander nada más comenzar la segunda mitad, el Bergantiños volvió a dar muestras de su fragilidad defensiva, una constante que se ha venido repitiendo con demasiada asiduidad a lo largo de toda la primera vuelta del campeonato.
El golazo marcado por Antañón que supuso el 2-3 y la consumación de la remontada llegó en tiempo de prolongación, provocando el delirio en una afición rojilla que se quedaría helada 5 minutos más tarde con el nuevo tanto santanderino, equipo que jugó prácticamente toda la segunda mitad con uno menos por expulsión de Gomeza.
Ese postrero gol impidió que los carballeses se marchasen al parón navideño en los puestos que dan derecho a disputar el play off de ascenso.
Por todo ese cúmulo de circunstancias, el entrenador del Bergantiños no duda en poner el partido del pasado domingo en As Eiroas como “ejemplo en su máxima expresión de lo que somos”.
Y es que los carballeses se están mostrando como un equipo con dos caras muy distintas: capaz de lo mejor en ataque– no en vano es, junto a su rival del pasado domingo, el conjunto más goleador del grupo; y de lo peor en defensa, ya que sus rivales sacan mucho rédito en el área rival sin necesidad de generar mucho.
“Tenemos las virtudes que tenemos, pero cada vez que nos meten un balón en nuestra sufrimos mucho, lo que nos ha penalizado en bastantes partidos”, señala Cuesta.
El choque ante el Rayo Cantabria no sería una excepción, máxime porque “ante equipos con talento como los santanderinos, los errores que cometemos atrás nos penalizan mucho más”.
Por eso, el técnico vigués considera que el 3-3 final no hace justicia a lo visto sobre el campo, “porque en el global del partido fuimos mejores e incluso llevamos el peso del choque ante un equipo acostumbrado a dominar a través del balón”. A Cuesta, más que la igualada final, le duele cómo llegó la misma.
“Es muy preocupante no tener el control sobre determinados errores que se prolongan durante tanto tiempo”, añade al respecto, si bien, se considera el primer responsable de lo que pasa.
“Es evidente que algo estás haciendo mal si sabes cuál es el problema y no acierta a ponerle solución y esos errores se repiten jornada tras jornada”, afirma sin rehuir la autocrítica.
“Con balón todo el mundo dice que somos de los equipos más divertidos de la categoría, por lo que queda claro que lo que tengo que hacer es mejorar yo mismo y cambiar el método defensivo”, concluye.
El máximo responsable técnico del Bergantiños no duda en calificar la primera vuelta del equipo de “muy buena” y para ello recuerda que hay que tener muy presente “de dónde venimos”, en alusión a que el año pasado el equipo militaba en 3ª RFEF Incide también en que en el ecuador de la liga los rojillos tienen mucho más cerca los puestos de promoción de ascenso que los de descenso.
“Si hubiéramos perdido ante el filial del Racing de Santander nuestra calificación sería de ‘buena’; empatando, como ocurrió al final, la nota es de ‘muy buena’; y si hubiésemos ganado, como pasaba a 4 ó 5 minutos del final, la nota pasaría a ‘excelente’, argumenta el preparador, a la vez que lanza un mensaje de optimismo de cara a la segunda vuelta: “Tenemos claro cómo mejorar en las pocas cosas que hacemos mal y sabemos también que todavía tenemos margen de mejora en las muchas que ya hacemos bien. Es un bendito problema que otros quisieran para si”, finaliza un Jorge Cuesta que pronostica una buena segunda vuelta “a nada que mejoremos”.
El Bergantiños anunció ayer la marcha de dos de sus jugadores del primer equipo. Se trata del delantero Mario Musy y del portero eslovaco Tomas Stopjnik.
El primero fue, con sus goles, uno de los artífices del título de campeones de 3ª RFEF que logró el Bergan la pasada temporada.
El meta esloveno llegó este curso cuando se lesionó Santi Canedo.
Desde el club le desean lo mejor a ambos en la nueva etapa que emprenden