Bergantiños | Constancia, calma y seguridad

Bergantiños | Constancia, calma y seguridad
Pablo Meixús (d), mediocentro del Bergantiños, completó un gran partido tanto en su posición como de lateral derecho en la segunda mitad | raúl lópez

El Bergantiños lo tuvo cerca. Quizá le faltó constancia en su juego. También se echó de menos más calma con superioridad numérica tras la expulsión de Luismi en el minuto 61. Y, quizá, algo todavía más preocupante: el Bergantiños necesita más seguridad defensiva. Encaja con demasiada fácil. El miércoles, contra el Zamora, recibió tres.

 

 

 

1 Buen fútbol en el primer período

Lemos apostó por el habitual 1-4-2-3-1 para encarar la eliminatoria ante todo un equipazo como el Zamora pero el dibujo fue lo de menos. El Bergantiños estuvo muy bien con balón en todas las zonas del campo. Asumió riesgos en salida de balón y casi siempre le salió bien. A destacar el papel de Diego Uzal y Pablo Meixús, que se estrenaba como titular en partido oficial, en la medular. Ese doble pivote fue el motor de un equipo que funcionó a la perfección en los primeros 45 minutos.

 

2 Ventaja justa del Bergan al descanso

Carlos López fue el que empezó avisando con dos ocasiones claras: una tras pase de Pedrosa en la que Pereiro desvió a córner y otra, acto seguido, con remate raso con la derecha a la que reaccionó el portero David Troya para mandar el cuero también por la línea de fondo. El premio llegó en el minuto 36 en una acción a balón parado. Carlos López ejecutó un córner desde el costado izquierdo y el central Chapu Brunet cabeceó al fondo de las mallas. El Bergantiños conseguía lo más difícil, el gol que le serviría para llegar con ventaja al descanso. ¿Merecida? Probablemente. La más clara del Zamora fue de Álex Ares con una vaselina que no entró por poco.

 

3 Remontada tras una triple sustitución

Tal vez era algo programado. O tal vez no. Lo cierto es que el Zamora realizó una triple sustitución cerca del minuto 60, concretamente en el 58 y, solo un minuto después de la entrada de Manu Viana, Dani Hernández y Altube, este último conseguía equilibrar el marcador. El gol visitante llegaba después de un inicio de segundo tiempo en el que no había pasado prácticamente nada. El propio Altube completaría la remontada a falta de doce minutos para el 90 y cuando su equipo ya estaba en inferioridad numérica.

 

4 El Bergan, casi una hora con uno más

Uno de los aspectos negativos o a corregir del Bergantiños en el partido del pasado miércoles contra el Zamora fue que no supo gestionar la superioridad numérica durante casi una hora. Dos minutos después de empatar, el equipo de Yago Iglesias se quedó con un hombre menos por la expulsión (doble amarilla) del central Luismi. Con más de media hora (hasta el 90) para tratar de hacer el 2-1, el Bergantiños encajó el 1-2 y forzó la prórroga ‘in extremis’ con un golazo de Garrido en el 93. Aún así, no fueron minutos del Bergan con un hombre más.

 

 

5 Pacheco fue la cara Pablo Meixús, la cruz

Garrido entró en el minuto 60 por Dani Pedrosa para jugar en banda izquierda y se convirtió en uno los nombres propios del Bergantiños y del partido al firmar un golazo desde fuera del área con un trallazo mandando el balón al palo derecho de la puerta de David Troya. Era el minuto 93 y el Bergan forzaba la prórroga. Precisamente en la prórroga hubo otro nombre propio pero con enfoque negativo. Pablo Meixús realizó un gran partido: de mediocentro junto a Uzal en la primera mitad, de lateral derecho en la segunda  cuando salió Palomares y de nuevo de medio en la prórroga cuando Lemos optó por cambiar el sistema a un 1-3-4-3. Pero protagonizó una acción decisiva: cometió el penalti del definitivo 2-3 en el cuarto minuto de la prórroga.

 

6 El gol anulado a Carlos hizo saltar chispas

En el tramo final de la primera parte de la prórroga, el asturiano Rodríguez García anuló, de forma prácticamente incomprensible, el 3-3 a Carlos López. Si ya había tensión en As Eiroas, esa decisión arbitral hizo saltar más chispas todavía. El Bergantiños fue el perjudicado por esa decisión arbitral y, de ahí hasta el pitido final, no fue capaz de gestionar las emociones. 

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