Mateo García. ADG
No hubo séptima victoria para un Bergantiños que sigue llamando a las puertas del playoff, pero el punto logrado gracias a un gol de Tiago en el minuto 90 ante el Pontevedra supo a gloria al cuadro rojillo, que se vio sometido durante muchos minutos y evitó la derrtoa en su único disparo a portería en toda la segunda parte.
Engalanado por un extraordinario ambiente proporcionado entre las dos aficiones, el Bergantiños y el Pontevedra midieron fuerzas con dos equipos en los que resaltaron tres novedades por bando. Por parte del cuadro de Jorge Cuesta regresaron Fito, Kensly y Tijan, mientras que en el conjunto lerezano destacó la presencia de Pelayo, Álex González y Samu Mayo.
Fue el equipo anfitrión el primero en emitir la señal de advertencia de peligro. Marcos Remeseiro recuperó el balón en terreno contrario y rápidamente atisbó el desmarque en profundidad de Kensly. Sin embargo, Pelayo reaccionó a tiempo para molestar y dificultar la volea final del atacante del Bergandesde dentro del área y el remate se acabó marchando fuera.
Mientras que el cuadro rojillo adoptó una actitud más reactiva, el Pontevedra, pese a la dificultad de jugar en un césped de hierba artificial, decidió ser fiel a su identidad de juego. En la primera oportunidad en la que logró conectar entre líneas con Dalisson, que actuó como falso nueve, el cuadro lerezano consiguió anotar el primer gol de la tarde. El jugador cántabro abrió desde dentro hacia el costado izquierdo para que Álex González buscara el área con un envío pasado, pero con toda la intención del mundo, al palo más alejado. Por esa zona emergió la figura de Miguel Cuesta, que no dudó en lanzar la diagonal y meter la cabeza para celebrar su primer tanto como futbolista de la escuadra pontevedresa.
A pesar de que el gol podía cambiar el guion del partido, la realidad es que el encuentro mantuvo en los siguientes minutos el mismo ritmo frenético. Un contexto de juego que no le sentó mal a un Bergantiños capaz de llegar con rapidez a las cercanías de la portería defendida por Edu. Precisamente, el guardameta pontevedrés tuvo que realizar una notable intervención ante el cabezazo picado de Fito, que llegó al remate libre de marca, a la salida de un córner. Una nueva ocasión a balón parado del conjunto de Cuesta, que provocó que el Pontevedra tomase la decisión de bajar las revoluciones del partido encadenando secuencias de pases. Saliendo desde atrás con mayor pulcritud, Garay conectó entre líneas con Yelko para repetir la misma acción del 0-1. Sin embargo, esta vez Miguel Cuesta no supo direccionar el cabezazo ante el centro lateral de Álex González.
Ya inmerso en el tramo final del primer acto, el escenario de partido se inclinó claramente hacia los intereses de los futbolistas de Yago Iglesias, que se hicieron dominadores de la posesión, con la que consiguieron tanto controlar las posibles transiciones del Bergantiños como generar peligro a través del juego de posición. Abelenda intercambió roles con Miguel Cuesta para caer hacia el costado derecho, revolverse frente a la presión de Cano y enviar el esférico a la zona del punto de penalti. Por ese espacio de finalización apareció por sorpresa Pelayo, aunque su potente testarazo, que le obligó a ser atendido por los servicios médicos tras chocar con la cabeza de Cristian Moreno, se topó con la respuesta de Santi Canedo.
El Pontevedra fue de menos a más en el partido hasta transmitir la sensación de estar perdonándole la vida al Bergantiños, que recorrió el sentido inverso en cuanto al estado de confianza. A los centrales del cuadro carballés les costó un mundo tener maniatado a Dalisson, que sobre todo dibujó asociaciones con Chiqui. El extremo emeritense dio un pase hacia la frontal del área para que el futbolista cántabro, tras el diferencial control orientado, ejecutase un disparo que dejó temblando el larguero de la meta local. La acción se produjo unos pocos minutos después de que al propio Dalisson, precisamente conectando por dentro con Chiqui, le fuese anulado un gol por encontrarse en posición de fuera de juego.
Jorge Cuesta intervino en el partido con un triple cambio al descanso y dio la oportunidad de reivindicarse a hombres como el exjugador del conjunto lerezano Ángel. Las variaciones surtieron un efecto positivo, ya que el Bergantiños ganó profundidad en sus ataques, pero enfrente se encontró con un Pontevedra que supo emplear a su favor la ley del fuera de juego para dejar inhabilitados a Kensly y Tijan, respectivamente. A pesar de hacerlo con menos continuidad que en el primer acto, los pupilos de Yago Iglesias no dejaron de amenazar la meta local. Garay se incorporó al ataque por el carril interior hasta pisar el área y obligar, con un potente disparo a media altura, a Santi Canedo a evitar un 0-2 que ya cantaban los cerca de 500 aficionados del cuadro lerezano desplazados hasta As Eiroas.
El tramo final del partido dejó una imagen muy preocupante encarnada en Pelayo, que tuvo que ser sustituido tras sufrir una caída fea en una disputa aérea y cuyo diagnóstico se presagia bastante preocupante por el dolor en su rodilla derecha. Al Bergantiños se le notó sin ideas y en la segunda parte no fue capaz de disparar entre los tres palos hasta los últimos instantes.
Lucas Antañón, con las piernas más frescas que sus compañeros, se atrevió a dibujar una vertiginosa diagonal que concluyó con un disparo alto. Y cuando el encuentro parecía sentenciado a favor del Pontevedra, el cuadro bergantiñano acertó en su único tiro a portería del segundo acto. Kensly prolongó de tacón un córner botado desde el sector izquierdo para que Tiago empujara el balón a las redes y declarara el estado de júbilo entre la afición local en As Eiroas y la consiguiente decepción de la hinchada del conjunto de Yago Iglesias.