Un gol de Iago Aspas en los primeros compases del partido permitió al Celta sumar lo tres puntos en juego en el Martínez Valero (0-1) y romper la mala racha del equipo vigués, a la par que deja más hundido a un Elche que sigue sin ganar en LaLiga Santander.
Fue la primera victoria con el portugués Carlos Carvalhal en el banquillo del Celta tras dos empates y una derrota en Liga en un duelo en el que el equipo gallego fue ligeramente mejor que el colista de la competición, que no ha encontrado con Pablo Machín un revulsivo inmediato.
Arrancó con más chispa el Elche, que con una presión alta buscaba llevar la iniciativa en el juego, si bien la primera ocasión que tuvo el Celta acabó en gol. A los cinco minutos, Paciencia controló con el pecho, cedió a Veiga y, tras un pase atrás, Aspas marcó con el pecho en el área pequeña.
El gol hizo que el Celta tratase de contemporizar y asegurar la posesión del balón ante el colista de la competición, que acusaba en su juego la ansiedad por su complicada situación clasificatoria.
Aunque poco antes del cuarto de hora Roger tuvo una buena ocasión para devolver el empate al marcador, más cerca estuvo el Celta de aumentar su ventaja a los veinte minutos por medio de Veiga, pero al tratar de picarle la pelota a Badía el meta local desbarató la acción del jugador del cuadro vigués.
Superada la media hora de juego, el Celta se asomaba con cuentagotas al área de su rival pero daba mucha mayor sensación de peligro en cada acercamiento que un Elche que no inquietó la meta rival hasta el minuto 35, cuando un remate de cabeza del argentino Lucas Boyé salió fuera por poco.
En la recta final del primer periodo, el Elche, que ha recibido gol en todas las jornadas, buscó acercarse a los dominios de Marchesín, pero lo hizo más con pundonor que con fútbol.
El inicio de la segunda parte fue un intercambio de golpes en el que ambos porteros tuvieron que emplearse a fondo. Gumbau y Boyé por los ilicitanos y Aspas y Hugo Mallo por los vigueses rondaron el gol.
Pasaban los minutos y la intensidad en el juego no bajaba con un Elche muy necesitado y que trataba de igualar el marcador ante un Celta muy obligado por su rival pero sin perder su sitio en el campo ni dejar de buscar la meta contraria.
La falta de acierto impidió que el marcador variase la victoria mínima visitante, una situación a la que contribuyó el hecho de que el partido se desordenase y entrase en una fase anárquica en los compases finales, con muchas interrupciones por faltas.
En el tiempo añadido el Elche lo intentó con más corazón que juego, pero el Celta no perdió su sitio en defensa y logró asegurar los puntos.