Maneja con maestría la ironía, puede despachar una frase contundente con la mejor de sus sonrisas y presume de sus orígenes, pero sin desdeñar cualquier frase hilarante que bromee ante los defectos de su Ferrol natal, una ciudad en eterno declive desde hace cuatro décadas.
Cristina Moreira (Ferrol, 1982) se lanza a la piscina este sábado en el gran foro de la cultura en la urbe naval, un teatro Jofre que alberga el estreno de "La buena muerte", una obra con la que ahondar, según Moreira, en la "muerte que nos planteamos en vida" y en "matar partes de nosotros mismos para vivir".
Con el humor como insistente telón de fondo, la actriz disecciona cómo permitirse "dejar gente atrás o cambiar de trabajo", saber encarar tantos "cambios y muertes que puedes provocar", afirma en una entrevista con EFE horas antes del debut.
Además, resalta que en su primera producción de gran formato exhibe una tragicomedia en la que comparece "sola en escena, pero muy bien acompañada".
Se ha rodeado, por ejemplo, de la iluminadora y escenógrafa Laura Iturralde, recientemente encargada de la dirección artística del tema "Terra", de Tanxugueiras, en su candidatura al Benidorm Fest, que se "encargará de poner belleza al asunto".
"Vamos a reírnos un poco de nuestras desgracias; es comedia, cabaré y drama", indica la ferrolana, que aspira a que el público se lo "pase bien" y pueda "desdramatizar ese miedo a la muerte".
Desvela un par de frases de su texto que resultan reveladoras: "al final morí y no era para tanto" y "me dolió la vida, pero no me dolió la muerte", como avance del "sueño" hecho realidad que para ella es destapar su espectáculo en el teatro de su ciudad.
"Estuve en Viena y dije que es más bonito el Jofre", confiesa.
Para Moreira, actuar es "una responsabilidad" ante la cual tiene "nervios", ya que quiere que le "salga bien" tras una residencia escénica y ensayos previos en el Ateneo Ferrolán.
Moreira ve factible que haya una solución a morirse "en vida" al considerar que la "gente joven es más carne de psicólogo, tiene más facilidad para hablar de depresión o muerte".
La actriz apuesta por "quitarle ese peso" y reseña que el salto a otro mundo o dimensión provocaría que en México "harían una fiesta", así que "por qué no hacer comedia" desde la que tilda de "ciudad sin tiempo".
No en vano, con instagram como arma, pulsó el botón la noche del 31 de diciembre e improvisó su personal versión de las campanadas desde la calle trasera a la casa consistorial, cuyo "reloj no tiene agujas" desde hace unos meses: "Bienvenidos a la ciudad sin tiempo, muchos dicen que Ferrol se quedó estancada; el reloj dio mucho juego", advierte.
Superado el estreno, Moreira tiene "muchas ganas de escenario". Le apetece "mover" la función por más lugares y compartir y hacer disfrutar al público.
Incluso quiere "matar a una Cristina" y quemar "una etapa personal": "Vamos a sanar con la risa", confiesa.
La actriz recibe además con agrado la etiqueta de la Lola Flores ferrolana -"no canta, no baila, pero vayan"- y emplaza a la gente a ir al teatro, después a "tomar algo" y atrevernos a hablar de cosas de las que antes no habríamos charlado, de la muerte y de la vida.