No tenemos claro si es dejadez o si simplemente necesitamos un subidón de adrenalina, pero lo que parece claro es que nos gusta dejar todo para el último momento. Las compras de Navidad no son una excepción. Y no lo decimos nosotros, lo corroboran los propios comerciantes, que en cuanto se acerca una fecha importante ya saben el aluvión de personas que se les viene encima.