Vimianzo todavía se recupera de la resaca del Asalto ao Castelo, que culminaba la noche del sábado. En realidad, el domingo de madrugada, puesto que los últimos conciertos se prolongaron hasta altas horas y ayer todavía quedaban tiendas de campaña en las inmediaciones del campo de la fiesta.
La capital de Soneira regresa al presente tras casi una semana anclada en el pasado. Primero con los Pinchos Irmandiños, después fue la Cea Medieval, y el sábado, el culmen del Asalto propiamente dicho. Una edición, la número 27, que quedará marcada para la historia, puesto que fue una de las más multitudinarias que se recuerdan. Un Asalto memorable, apoteósico, para el recuerdo, tal como reconocían muchos incondicionales de la fiesta.
Aunque la tarde del sábado parecía algo más floja, a medida que se acercaba el concierto estelar de Manu Chao una marea humana tomaba la localidad. El artista internacional deleitó a sus seguidores durante dos horas con temas conocidos coreados por todos. Algunos reivindicativos, otros más festivos y un agradecimiento continuo a su público. “Muchas gracias Vimianzo”, repitió en innumerables ocasiones.
Y fuera del recinto, otros cientos de seguidores que no pudieron conseguir entrada también pudieron seguir el concierto sin problema. Un “sueño cumplido” haber podido traer a Vimianzo a Manu Chao, tal como manifestaron en varias ocasiones desde la organización del Asalto, las asociaciones Cherinkas y Axvalso.