El cielo de Alfaro (La Rioja) revive esta primavera un sonoro castañeteo, conocido como crotoreo, proveniente de la colonia de cigüeña blanca llegada de África, que se acrecienta en la colegiata de San Miguel, en cuyo tejado se asienta la mayor colonia urbana de Europa de esta especie en un único edificio, con más de un centenar de parejas.
Se trata del sonido más característico de la especie, similar al de unas castañuelas, y que se produce al entrechocar las mandíbulas, que el ave adulta ejecuta con el pico como salutación hacia su pareja, ha explicado a EFE la responsable del Centro de Interpretación de los Sotos del Ebro y sus Cigüeñas en Alfaro, Mar Echegoyen.
Tras la llegada de los machos y, después, las hembras para crear los nidos, en los últimos días han comenzado a eclosionar los primeros cigoñinos en la colegiata, declarada Monumento Nacional y que constituye el mayor templo barroco de ladrillo de España.
La previsión es que los tejados de este templo alberguen este año entre 600 y 700 nuevos ejemplares, que ya han comenzado a nacer.
A esta gran colonia que anida en la colegiata se suman otras, también importantes en Alfaro, que se reparten entre los tejados del Convento de la Concepción, la Iglesia de San Francisco, la zona del polideportivo y una antigua cárcel, hasta alcanzar el millar de cigüeñas blancas en su conjunto.
El hecho de que haya tantísima cigüeña en Alfaro se debe a la abundancia de alimento que encuentra esta especie en la Reserva Natural de los Sotos, un paraje de unas 476 hectáreas, donde a estas aves les resulta muy cómodo encontrar gran cantidad y variedad de sustento, material para construir sus nidos y agua en abundancia.
La proximidad de esta reserva natural, la arquitectura barroca de la colegiata y la tolerancia de los alfareños proporcionan a las cigüeñas un lugar incomparable para la cría, ha añadido la responsable de este centro de interpretación, que permite conocer la vida de estas aves y el ecosistema de este paraje.
Pese a la sequía generalizada de este año en el conjunto del país, el río Ebro y uno de sus afluentes en La Rioja, el Alhama, abastecen de agua suficiente a Alfaro como para que, en principio, estas aves no se ven afectadas actualmente por la falta de lluvia en este ecosistema, que es uno de los más ricos y diversos del territorio riojano, ha detallado.
Sin embargo, al ser las cigüeñas blancas aves migratorias, la emigración depende, entre otros factores, de la disponibilidad de alimento y de la climatología.
3.000 KILÓMETROS EN 15 DÍAS
En Alfaro, las cigüeñas blancas emigran en su totalidad cada año, a diferencia de lo que acontece en otros lugares de España, donde esta especie asienta sus nidos y se queda, detalla Echegoyen, quien también aclara que los ciclos migratorios se han acortado y en diciembre ya están en estas tierras riojanas.
Muchas de las cigüeñas blancas que llegan a Alfaro invernan en Senegal (África), tras recorrer unos 3.000 kilómetros en apenas 15 días.
En la época de cría, las continuas idas y venidas de las cigüeñas, con sus ramas a los nidos o alimentos a los cigoñinos, los crotoreos y los saludos de cada una de las parejas crean un espectáculo "único e inolvidable" en el cielo alfareño y que se extiende, aunque en menor medida, a todo el margen del Ebro, donde anidan estas aves.
Primero llega el macho, que reconstruye el nido; después, viene la hembra y comienza el ciclo vital de apareamientos en unas aves que son muy fértiles, ha incidido Echegoyen, porque en los Sotos del Ebro de Alfaro tienen todo el alimento y lo que necesitan para "llegar a buen puerto" e incubar a sus nuevas generaciones.
Una ver reconstruidos los nidos, la hembra pone una media de entre 2 y 5 huevos y, tras la incubación, que se prolonga aproximadamente un mes, llega la eclosión de los cigoñinos, que permanecerán tres meses en el nido hasta que alcanzan el tamaño de edad adulta.
Después, emprenderán sus primeros vuelos y se emanciparán, relata visiblemente emocionada la responsable del Centro de Interpretación de Alfaro.
Este espectáculo visual y sonoro ha comenzado a vivirse esta primavera, lo que atrae a numerosos turistas a esta zona de La Rioja Baja, que aprovechan para visitar los Sotos de Alfaro y el Centro de Interpretación, ha relatado Echegoyen.