La falta de vocaciones y de relevo generacional ha llevado a las cinco monjas de la orden clarisas que vivían en el convento de Santa Marina en Zamora, fundado en el siglo XV, a cerrarlo y a trasladarse a León.

El Obispado de Zamora ha informado en un comunicado del fin de ese histórico monasterio debido a que el número de hermanas se ha visto "reducción drásticamente en los últimos años", lo que impide que el convento pueda "funcionar con autonomía", motivo por el que se ha acordado su cierre, que conlleva que el inmueble que ocupan desde el siglo XIV pase ahora engordar el patrimonio de la Diócesis de Zamora.

El delegado diocesano de Patrimonio de Zamora, Miguel Ángel Hernández, documentó en su tesis doctoral que el convento de Santa Marina fue fundado en Zamora en 1482.

En el año 1766, las religiosas marinas de Zamora vivían en un convento ubicado en la céntrica calle de Santa Clara, pero en 1868, el gobierno revolucionario decidió convertir este monasterio en la sede del Gobierno Civil, por lo que las religiosas fueron exclaustradas y trasladadas al Monasterio de Santa Clara.

Allí permanecieron 13 años antes de que la llegada la restauración, y con el apoyo del nuevo obispo, las religiosas tuvieran que abandonar también este convento de Santa Clara en 1881 y establecerse en el que ha sido hasta ahora su emplazamiento.

Unos años antes, el marqués de Villagodio había reedificado su palacio con el fin de hacerlo más confortable, pero concluidas las obras, en 1878, murió su mujer y el marqués prefirió trasladarse a vivir con sus hijos a Bilbao y poner a la venta el palacio.

Las religiosas clarisas habían conseguido una indemnización de 210.000 pesetas por los bienes de los que les habían despojado durante el sexenio revolucionario y con ese dinero pagaron el palacio del marqués de Villagodio, que a partir de 1881 y hasta la actualidad ha sido el convento de Santa Marina.

Las cinco hermanas que ocupan actualmente el monasterio se incorporarán a la comunidad de clarisas de la ciudad de León, a cuyo convento se trasladarán en breve para unirse a su madre abadesa, que ya reside allí desde diciembre de 2022 por motivos de enfermedad.

La comunidad de hermanas clarisas de Zamora se ha mostrado unánimemente conforme con esa cláusula, según ha precisado la Diócesis de Zamora, que ha agradecido "profundamente el trabajo callado que durante siglos la venido realizando" la comunidad religiosa.

Ha resaltado además la vida consagrada, el silencio, la pobreza y el ejemplo que representan las clarisas de Zamora que ponen fin a su vida en la ciudad.