En los tiempos de Tinder, con un 40 por ciento de las parejas conociéndose a través de aplicaciones para ligar en España, las agencias matrimoniales tradicionales guardan aún su nicho de mercado gracias a los solteros que no quieren publicar sus fotos en Internet y a aquellos que, tras haberse abierto un perfil digital, no han encontrado ni la experiencia ni el resultado que buscaban.
Así lo han contado a EFE María del Carme Banús, dueña de la agencia Samsara, y José María, uno de los clientes que ha llamado a la puerta buscando el amor, "harto" de aplicaciones para ligar en las que campan "los perfiles falsos" y todo depende "de quedar bien o mal en una foto".
La directora de esta agencia del centro de Barcelona explica que tiene "tres tipos de clientes": "Los que quieren que un profesional se ocupe porque no quieren perder el tiempo, los que salen "frustados" de las aplicaciones, que cada vez son mas, y luego hay un público, principalmente femenino, que valora mucho su confidencialidad".
Por edades, la mayoría se mueve en el margen entre 30 y 65 años, aunque tienen clientes hasta casi los 90 años. Y, por sexos, Banús explica que hay paridad hasta los 50, aunque a partir de esa edad son más las clientas.
José María está conociendo a algunas de ellas. Este trabajador de banca, divorciado, de 61 años, ya ha tenido cinco citas en cuatro meses. Por ahora, no ha tenido suerte. Aunque tiene plena confianza en el método de la agencia. "Llevan aquí más de veinte años, eso es que funcionan", explica.
"En las aplicaciones hay demasiada gente, miles de personas. Al final dependes de si quedas bien en un momento determinado o no en la foto y consigues pasar el veredicto del dedo a izquierda o derecha (para dar "me gusta" a alguien en Tinder), señala este cliente que, subraya, "además existen muchos perfiles falsos".
"Aquí al menos a través de la agencia sabes que quien conoces es quien dice ser y cómo dice ser y que buscan lo mismo que tú: una relación estable", añade.
En su paso infructuoso por las aplicaciones, sin embargo, apunta, "hay quien busca algo esporádico, quien busca algo más o menos serio, e incluso quien no busca nada de nada".
"La diferencia entre nosotros y las redes es que nosotros hacemos el filtro previo a las citas. Los conocemos personalmente, los entrevistamos, sabemos quiénes son, les hacemos un test, una sesión de 'coaching', y ya luego los ponemos en contacto para que tengan citas", explica Banús.
La "celestina" cuenta que tras los encuentros reciben las impresiones de ambas partes y con esa información siguen buscando si no ha habido suerte "o química", un elemento que Banús cuenta que no puede predecir porque, dice entre risas, "no es vidente".
A dos años de celebrar el 30 aniversario del negocio, asegura que han unido a "alrededor de 7.000 parejas". "Es que llevamos muchos años y por aquí pasa mucha gente", asegura.
"Agencia matrimonial es el nombre de siempre, pero es ya algo de otra época, la realidad es que ya hace muchos años que nadie viene a decirme que su gran ilusión es casarse. Lo que buscan es una relación estable, seria, un compañero o compañera de vida", explica Banús, que abrió su negocio un 14 de febrero de 1995.
La directora de Samsara cuenta que estas semanas están trabajando para cambiar su publicidad y nomenclatura y pasar a llamarse "agencia de 'matchmaking". "No me gustan los anglicismos, pero es que no encuentro la palabra en castellano", afirma. ¿Quizá emparejamiento?