El Roscón de Reyes preside de nuevo los postres de la mayoría de hogares en este 6 de enero, apto para todas las edades. La Costa da exhibe un consolidado sector o familia de “forneiros” y panaderos o pasteleros de tronío que extiende su producción por un amplio marco de la provincia coruñesa, con una dulce ruta. El precio de los roscones oscilaba entre los 11 y los 35 euros, mientras que el Panettone de pistachos se vendía a 24 euros.
La pastelería San Luis, de Carballo, viene siendo uno de los templos del dulce, donde las tres hermanas herederas de la otrora “La Castellana” se afianzan en una amplia oferta de productos. El consumo varía y se nota la irrupción del novedoso Panettone, adaptado al país. Aquí han creado un singular panettone de pistacho, que arrasa desde Navidad. A sus vez, las tonalidades de chocolate y cremas, con una envoltura y dosis de marketing con originalidad que ofrece buena dosis de presentación. Grandes colas y encargos, sobre todo ayer.
En la misma posición está Forno Novo, donde la familia, aparte de Malpica, apuesta por Carballo, con gran variedad de pastelería y roscas para todos los gustos.
Pan Ignacio, en la calle Coruña y con sede en Vimianzo, está anotando un valioso tanto de nicho de mercado. A la empresa le valió el reconocimiento y creatividad de sus panes, que extiende a los demás productos.
Opciones como la de panadería Élida Mesejo es otra apuesta de continuidad y sello de tradición con muchos adeptos.
La firma Benigno Andrade se asienta en Ardaña, una empresa familiar a la que se van incorporando los nietos. La producción de estos días ha superado 1.100 piezas de roscón, que manda el tradicional con frutas glaseadas.
En A Milagrosa se servían igualmente los roscones tradicionales, con gran demanda por parte de todos los públicos.
Panadería Alfonso, en Bértoa, ofrecía ayer un amplio abanico de roscas, con colas desde primeras horas.
La panadería Añón, de Rus, supone otro legendario sello de calidad y tradición, y estos días confeccionó más de un millar de roscones para su venta directa en la sede y repartos en la zona.
La ruta del término de A Laracha la abría panadería Suso, en Paiosaco, con un millar de roscas, mandando la tradicional, que se distribuye en el despacho local y en los puesto de A Coruña y Arteixo. También ofrecía productos novedosos del roscón “rei mago” a base de crema pastelera, nata y trufa.
Anxo Fraga, al frente de panadería Santa Teresa, también en Paiosaco, indicó que últimos días llegaron a una producción de dos mil roscones al modo tradicional. Este establecimiento lleva 40 años y ha diversificado el trabajo a la cadena de distribución alimentaria, con artículos desde módicos precios.
Ana Pazos, en O Forno de Paiosaco, también mantiene la tradición, con un trabajo para la parroquia, con fieles clientes en el contexto de elaboración tradicional de 43 años de actividad.
En A Laracha, A Balsa se mantiene en el stand de los templos del dulce y creatividad. Ayer había largas colas desde temprana hora hasta fin de existencias para los codiciados roscones rellenos y confitados.
En el entorno, Herminia, con cientos de roscas para distribuir en el céntrico despacho y obrador y en la ruta de sus furgonas.
En Coristanco la historia se repite, con colas kilométricas en la fachada de Roiser. La familia Porteiro, destacó que desde Nochebuena se viene creando roscón típico, con más de mil unidades: roscón de frutas escarchadas, aparte de opciones de nata, crema y chocolate.
Garcos, en Coristanco, ofrece otra amplia opción de roscones, una producción elogiable.