Miles de personas renovaron este domingo su fe en la Virgen de A Barca y los poderes que atribuyen a las piedras del acantilado que rodean el templo que se levantó en su honor en Muxía, donde unos por creencia y otros por tradición comparten el deseo de mejorar su salud. Cada año la Virgen espera a sus fieles en una romería que se remonta a finales del Medievo, rodeada de leyenda y misterio, declarada de Interés Turístico Nacional desde 1989, y que ahora aspira a ser internacional.
Marea de fe y devoción este domingo en el santuario. Después de la misa solemne en el exterior tuvo lugar la tradicional procesión hasta el puerto, y allí tenía lugar la tirada de la mayor traca de Galicia, como es habitual cada año. La Barca de Muxía tuvo este domingo en la memoria el párroco Manuel Liñeiro, que estuvo cuarenta años al frente del santuario. Este lunes a las 19.00 horas se celebrará allí su funeral, tras el multitudinario entierro el pasado sábado. En la romería se estrenó Daniel Turnes al frente de la parroquia, que ya fijó como reto para el próximo año adecentar el santuario por dentro y por fuera. “Y más adelante nos pondremos con el retrablo”, subrayó este domingo al finalizar la misa solemne.
Las fiestas pondrán su punto final este lunes con misa y procesión de nuevo, y en el aspecto lúdico, verbena con las orquestas Origen y M-3 Show.