La romería da Barca de Muxía despidió ayer una de las ediciones más multitudinarias de los últimos años. El último día, que siempre está enfocado a los vecinos, tuvo lugar una procesión muy concurrida desde la iglesia parroquial hasta el santuario. Allí permanecerá la recién estrenada réplica de la santa hasta el próximo año, ya que la talla original quedará bajo custodia.
Al rematar la procesión tuvo lugar la misa solemne presidida por el párroco, Daniel Turnes, y cantada por la Coral Polifóncia Virxe da Barca de Muxía. Durante la homilía el sacerdote volvió a pedir a sus fieles unidad, paciencia y oración, tal y como hizo en la novena de apertura de los actos litúrgicos. También habló de la capacidad de la Virxe da Barca para unir a la gente, y destacó que solo con unidad será posible conseguir los nuevos retos que el santuario tiene por delante: el encintado exterior y el pintado interior del templo, así como la reconstrucción de su retablo.
Las obras en el exterior del templo y el pintado del interior se plantean a corto plazo para tener listas el próximo año, mientras que el nuevo retablo será más a largo plazo debido a la complejidad y coste de los trabajos. Además, otro de los retos que se plantea para las próximas ediciones es conseguir que la romería sea de interés turístico internacional, al cumplirse 35 años de la obtención del título de interés nacional.