La Mikaela de Buño no defraudó a su legión de seguidores y ayer volvía a darse un nuevo baño de masas en la pequeña localidad de Malpica. Una riada humana tomó la villa oleira y tras una intensa gira por el pueblo, acabó siendo pasto de las llamas, como ocurre cada año. En esta ocasión, con un atuendo incluso más atrevido de lo habitual, el meco más internacional de la Costa da Morte, volvía a arrastrar a miles de seguidores, en una fiesta que prometía continuar toda la noche.
Los organizadores calculaban una asistencia de 15.000 personas para seguir a la Mikaela por la villa oleira, y aunque la cifra es difícil de cuantificar, coincidían en que el pueblo estaba a reventar y con un ambiente “impresionante” desde primeras horas. Aunque hubo un pequeño problema con el bus de la Mikaela, pudo subsanarse pronto y únicamente hubo un pequeño retraso en su paseo habitual, tal como indicaron desde la organización.
La fiesta comenzó con la sesión vermú para los más madrugadores, a los que se fueron sumando cientos y cientos de almas durante toda la tarde. La Mikaela salió finalmente en su Party Bus desde el restaurante Canta la Rana, continuando hacia el cruce de Xornes acompañada de la macrodisco móvil Chocolate, en medio de una marea de gente, con muchas ganas de fiesta, que, más tarde, en otro escenario prometía prolongarse hasta altas horas con la macrodisco móvil Euphoria, acompañada de cinco pinchadiscos.