María: "Diante nosa meu pai partiulle un beizo á miña nai e apenas podía abrir un ollo"

María: "Diante nosa meu pai partiulle un beizo á miña nai e apenas podía abrir un ollo"
Concentración el pasado sábado en Malpica para rechazar la violencia machista

La Costa da Morte expresó su rechazo a la violencia machista con motivo del 25 de noviembre, con diferentes iniciativas en todos los lugares. Aunque el día grande fue el pasado sábado, durante la última semana ya se celebraron actividades en muchos lugares, y en otros seguirán durante los próximos días.
En Malpica la concejala de Igualdade, Marisol Blanco Gorín, puso voz al testimonio de dos mujeres que se atrevieron a contar su caso, tras años sufriendo la violencia en diferentes formas. 

 

Una de ellas, María (nombre ficticio) relató como sufrió la violencia de su padre hacia su madre, y también hacia ella y sus hermanos. En su caso no sufrió los malos tratos de su pareja, pero todavía queda huella de los de sus progenitores. “Na primeira malleira que meu pai lle deu a miña nai diante nosa non tivo pedade”, cuenta María, recordando que detrás de esa primera vez vinieron muchas más. 


María ronda los cincuenta años y a primera vista es una mujer fuerte, con mucho carácter y decidida. Su familia es de origen humilde, y como ocurrió en muchos casos, principalmente en el rural, sus padres fueron emigrantes en sus primeros años de matrimonio. Ella apenas recuerda esa época porque quedó al cuidado de sus abuelos con sus hermanos, algo también habitual en la década de los setenta. 


Cuando regresaron de Inglaterra María y sus hermanos fueron a vivir con ellos, y ahí empieza una parte crucial de su vida. Entonces nadie hablaba de malos tratos, pero María pronto los empezó a vivir en sus propias carnes. “Lembro a primeira vez que oín berros na miña casa, na miña vida anterior, por dicilo dalgunha maneira, non oiramos un berro, unha palabra máis alta que outra, eramos nenos educados, que medráramos, ata aquel momento, rodeados de agarimo e porqué non dicilo, quizais algo consentidos por estar os nosos pais lonxe”, cuenta María. 

 

Sin protección


Al fin y al cabo eran unos niños que “despois do colexio xogabamos, faciamos as nosas tarefas e poida que fósemos algo travesos, pero nada fóra do normal, e menos para que nos berrasen ou pegaran, cousa que se fixo habitual no noso día a día”. Sin embargo, “a labazada podíache vir por calquera motivo, hoxe en día penso que pagaban as súas frustracións connosco”, cuenta María.


Recuerda que su padre era un hombre muy irascible, que les gritaba, insultaba y “menosprezaba continuamente”. “Non só a nós, tamén o facía coa nosa nai. Lembro a primeira malleira que lle deu na nosa presenza, non tivo piedade; partiulle un beizo, tivo un lado da cara morado  e un ollo pechado que apenas podía abrir polos golpes que recibira, á vez que a insultaba chamándoa puta, que non servía para nada, que o único que facía era vivir á sopa boba”, relata esta mujer. 
 

María: "Diante nosa meu pai partiulle un beizo á miña nai e apenas podía abrir un ollo"

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