La vida de Leonor en Marín: habitación compartida, baño común, wifi y ocho horas de sueño

La vida de Leonor en Marín: habitación compartida, baño común, wifi y ocho horas de sueño
La princesa Leonor

 La princesa Leonor, que ya es guardiamarina de primero, llegará este jueves a la escuela naval de Marín para continuar con su formación académica y práctica y en esas instalaciones compartirá habitación con tres compañeras (hay cuatro literas), también baño (es común), podrá usar wifi y dormir 8 horas.

 

Su padre, Felipe VI, estuvo allí en 1986 y su abuelo, Juan Carlos I, en 1957. Ahora es su turno.

 

El 15 de agosto de 1943 se inauguró de manera oficial este vasto complejo, coronado como primer centro escolar de oficiales de la Armada Española.

 

Con todo, el germen se remonta a 1717, que fue cuando Felipe V encargó la creación de la Real Compañía de Guardiamarinas para dotar a los futuros oficiales de la marina de guerra de una formación mixta científico-práctica. El primer emplazamiento, no obstante, fue Cádiz.

 

La ministra de Defensa, Margarita Robles, se ha desplazado este miércoles a Galicia para, en la víspera de uno de los acontecimientos del verano en la villa marinense, poder conocer más a fondo el recinto.

 

En el edificio de dirección la recibieron el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro Sánchez; el vicealmirante director de Personal, Ignacio Paz García, y el comandante director, el capitán de navío Pedro Cardona.

 

El recorrido de Robles es similar al que hará Leonor, quien firmará en el libro de honor.

 

La ministra ha probado todo, incluidos los simuladores de navegación, con los que ha confesado haberse mareado, pues calma chicha precisamente no había. Ha seguido Robles atentamente las explicaciones de la teniente de navío Loreto Fontanals, la única profesora del cuerpo general, que imparte Maniobra y Navegación.

 

"Proa y popa me sigue costando", ha confesado la ministra, ante la atenta mirada de la mencionada instructora, originaria de Cádiz, al igual que su marido, que lleva un año en Marín y que enseña desde vocabulario básico hasta cómo afectan las condiciones meteorológicas.

 

Con los simuladores se empieza en segundo, en primero importan las nociones.

 

Superada esta prueba, Robles se ha atrevido con una demostración de astronomía. "¡Qué curioso, esto está espectacular!", ha sido su espontánea reacción una vez retiradas las gafas de realidad virtual que le han permitido sentir cómo vería un observador cualquiera las constelaciones.

 

"¡Los demás se habrán reído de mí!", ha dicho Robles, sin saber cómo habían sido sus pasos con los ojos cubiertos.

 

Fontanals le ha contado algo que la gente no suele saber, y es que aprenden a navegar "por estrellas". Todos los días hay que observar el crepúsculo vespertino y el matutino. Hay un planetario que simula la esfera celeste de noche.

 

Después, el comedor ha sorprendido a Robles. Lo conoció cuando era un tanto "inhóspito", por la humedad visible en las paredes, según ha relatado. Ya no ocurre.

 

Hay dos turnos para comer y hoy había lentejas. "Si quieres las comes y, si no, las dejas", ha bromeado la ministra, que se ha empeñado en conocer a la persona que estaba metida entre fogones.

 

La apreciación de Robles sobre este espacio no es baladí. La escuela ha recibido, como siempre, un lavado a cara, una puesta a punto en la que en esta ocasión se ha incluido una mejora a mayores pendiente.

 

Margarita Robles ha visto también los dormitorios, algunos con magníficas vistas al mar y otros que dan a un patio interior. "Es bueno que sean ocho horas" las que duerman, ha señalado en una escuela donde solamente los fines de semana son más laxos.

 

Pero, mientras otros se recogen en sus casas tras disfrutar de la noche, en la escuela naval de Marín el toque de queda es "embarcar".  

 

La vida de Leonor en Marín: habitación compartida, baño común, wifi y ocho horas de sueño

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