El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, ha afirmado que el sector bancario español "tiene liquidez, solidez financiera y apetito" para apoyar a las empresas en la descarbonización y la digitalización, aunque, en esto último, cree que España "está perdiendo la batalla" y ha considerado que la administración sigue siendo "analógica".

Escotet ha advertido de que la banca es el sector que muestra "mayor convergencia" entre España y Europa, si bien ha pedido avances hacia un mercado único de servicios financieros y ha advertido de que regulaciones locales como la "mal llamada imposición patrimonial a la banca" les penalizan y afectan a los inversores y la imagen del país.

El dirigente de la entidad financiera gallega ha participado este jueves en el encuentro sobre "Una agenda para España" dentro del Foro La Toja-Vínculo Atlántico, en el que ha abordado la "clara dificultad" que está "demostrando" el país para "transformar su modelo productivo".

"España está entre los tres países con menor crecimiento del PIB per cápita de los últimos 20 años; hemos tenido un deterioro importante y caminos que habíamos recorrido los hemos estado perdiendo. Después del Covid perdimos un 14 % de productividad respecto a las medias europeas", ha indicado.

Escotet ha señalado "el peso de la industria en el PIB" de España, que "solo supone el 15 %", cinco puntos menos que "hace 25 años".

"Cuando lo comparamos con las medias europeas, las medias europeas están en el 25 % y nosotros en el 15", ha precisado el presidente de Abanca, que ha matizado que ahora el turismo "casi tiene el mismo peso, el 13 %".

En este contexto, ha abogado por "transformar el modelo productivo" y ha dicho que eso "requiere un papel de liderazgo" por parte de Europa.

"Me preocupa el retroceso de Europa y España en el posicionamiento como actor estratégico en el ámbito económico y geopolítico. Nos hemos convertido en muy europacéntricos, y no hablo del europeísmo, que buena falta nos hace. Eso, desgraciadamente, nos ha llevado a descuidar tejer alianzas, en el caso de España, naturales como con Latinoamérica y hemos cedido espacios para que EEUU, Rusia y China hayan trabajado mejor sus posicionamientos", ha dicho.

En su análisis, ha destacado que "el bancario es el sector en el que España tiene mayor convergencia con Europa" y ha recordado que "hace una década la mayoría de las entidades" estaban "recibiendo ayudas europeas".

"Hemos pasado de una situación muy complicada a tener uno de los perfiles más sólidos y resilientes como demuestran los últimos test de estrés de la EBA (Autoridad Bancaria Europea)", ha comentado.

Eso, ha sostenido, "demuestra que la banca española hizo los deberes inclusive mejor que Alemania o Italia", y ha puesto ejemplos como el de "la tasa de morosidad, que ha pasado del 14 % en 2013 a 3,4", los niveles de solvencia, "seis puntos porcentuales" sobre los que había hace diez años o una "holgadísima posición de liquidez" en una banca que "estaba sobreapalancada en 2012".

Mejora que ha llevado aparejado un "esfuerzo gigantesco" para reducir el sobredimensionamiento del sector", que ha cerrado 27.500 oficinas y ha reducido 112.500 empleos, según las cifras que ha aportado.

En cuanto a las oportunidades, ha afirmado que no termina de ver avances que le "satisfagan hacia un mercado único de servicios financieros en Europa que integren de forma efectiva los mercados y permitan mejorar la eficiencia de algunos negocios para ampliar el tamaño de ese mercado y pensar hasta en las fusiones transfronterizas que han estado en la agenda y en las que poco se pudo avanzar".

Ha considerado que la "financiación en puntos de venta es una ventaja diferencial con respecto a otros países europeos y claramente supone una gran oportunidad", si bien se ha mostrado "escéptico por la dispar posición de países como Alemania o Italia, que están frenando una base fundamental para la creación de ese mercado único como en el fondo de garantías de depósitos".

Ha alertado, además, de que no se puede pensar "en la integración hacia un mercado único en la medida que las regulaciones locales rompen el 'level playing field' -igualdad de condiciones-".

Así, ha dicho que "un pésimo ejemplo es la mal llamada imposición patrimonial a la banca, que no es otra que una subida severa de impuestos que penaliza la oportunidad de acceder a otros mercados, el crédito, la competitividad en relación con nuestros pares europeos y genera una inseguridad jurídica que afecta a los inversores y la imagen del país".

Escotet ha estimado "indispensable tratar de estrechar la brecha existente en el ecosistema innovador" porque en España -ha mencionado- la apuesta por el I+D+i es del 1,41 % del PIB, en Europa el 2,32 y en Estados Unidos, el doble.

Ha alertado el presidente de Abanca que España no tiene "una presencia relevante en las empresas digitales y tecnológicas más importantes del mundo" y ha señalado que se está "perdiendo la batalla" en la digitalización "si no la ha perdido ya".

Ha pedido a la administración pública que "acompañe" en la transformación digital y ha dicho que no puede ser que "haya empresas digitalizadas y una administración analógica".

Escotet ve al "sector bancario preparado para movilizar "los volúmenes de financiación necesarios" para la digitalización porque "hay liquidez, solidez financiera y, claramente, apetito".

Respecto a la descarbonización, ha precisado que "es un tema irrenunciable" y que "implica a todos", al tiempo que ha asegurado que "se está pretendiendo convertir al sector bancario en la policía verde" y se le está "imponiendo una agenda muy exigente".

Además, ha señalado que el "cuerpo regulatorio es muy complejo" y ha sugerido que sea "más progresiva" la implantación de la descarbonización para "facilitarla" sin "sacrificar" los resultados de las empresas.