El futbolista David Cañas, natural de San Juan de Aznalfarache (Sevilla), es uno de los catorce detenidos por su presunta pertenencia a un grupo que supuestamente se dedicaba al transporte de droga por carretera en automóviles que camuflaban para que tuviesen la apariencia de vehículos comerciales de empresas.
En la operación han sido incautados de 9 kilos y medio de cocaína, casi un kilo de anfetamina, más de medio kilo de heroína y casi 250.000 euros en efectivo.
Fuentes de la investigación han señalado que el futbolista arrestado, que militó en el Sevilla en la temporada 1998-1999 y actualmente juega en la AD Parla, era una de las personas que presuntamente movía la droga, por lo que es considerado uno de los responsables de la "logística" de esta organización criminal desarticulada por la Guardia Civil.
El instituto armado ha concretado en una nota que los detenidos por delitos de tráfico de drogas, usurpación de identidad y blanqueo de capitales son nueve hombres y cinco mujeres, y fuentes próximas a la investigación han indicado a EFE que la mayoría de detenciones se han practicado en Andalucía.
La operación 'Marcaje', que según las fuentes consultadas debe su nombre a este futbolista, se inició en febrero de este año con la identificación de un vehículo en el que la Guardia Civil halló una gran cantidad de dinero en efectivo que el conductor no pudo justificar su lícita procedencia.
A raíz de esta localización, se inició esta operación en la que ha sido descubierta una presunta red dedicada al tráfico de drogas a nivel internacional.
La organización investigada usaba vehículos caleteados para el transporte de la droga y el dinero, de forma que llegaban a serigrafiarlos como vehículos comerciales.
Los miembros de la red tomaban muchas medidas de seguridad, sobre todo en los desplazamientos cuando transportaban la droga o el dinero. Estos eran ocultos en dobles fondos que realizaban en su taller de la localidad sevillana de Tomares.
Los presuntos autores viajaban con vehículos serigrafiados de conocidas empresas e incluso vestían los uniformes del personal trabajador de las mismas para evitar los controles policiales.
El grupo movía gran cantidad de droga que procedía de Sudamérica, por lo que realizaban viajes con frecuencia a Colombia y República Dominicana para organizar los envíos.
Durante la investigación parte de los autores se trasladaban a Madrid con el fin de alejarse de otros distribuidores con los que mantenían una "enemistad manifiesta" y "posicionarse en un entorno más cercano de los principales proveedores de su red de distribución".
Una vez que se identificó a todos los miembros de la organización y la función que desempeñaba cada uno de ellos, se solicitó al Juzgado de Instrucción número 9 de Sevilla 12 entradas y registros en las provincias de Madrid, Ciudad Real, Cádiz y Sevilla, en los que se participaron unos 200 agentes de la Guardia Civil, que detuvieron a los 14 sospechosos.