Carballo celebró este viernes el medio siglo de vida de la Casa do Concello, un símbolo de los carballeses y la gran “casa da democracia” municipal, en palabras del arquitecto que diseñó el edificio, José Manuel Rey Pichel, quien con sus casi 82 años fue uno de los protagonistas del acto que tuvo lugar en el salón de plenos.
Como corresponde a una celebración de este tipo, fue un acto cargado de recuerdos. El concejal de Participación cidadá, Daniel Pérez, hizo hincapié en cómo, desde su misma concepción, la Casa do Concello ha sido un símbolo de la participación de los vecinos, que fueron los que decidieron su actual ubicación.
“Nos últimos anos da ditadura franquista, Don Manuel Pallas Bello, que nese momento era alcalde de Carballo, convocou á veciñanza a través de varios bandos municipais para tomar unha decisión: o lugar onde se ía localizar a nova Casa do Concello. A pesar dos tempos complexos e incertos que corrían, na convocatoria dese ‘pleno aberto’ indicábase que a decisión se ía adoptar ‘de forma totalmente democrática’”, apuntó el concejal encargado de abrir el acto.
“Por iso mesmo, medio século despois –continuó Pérez– tendo como fío condutor esa idea de que a veciñanza pode e debe participar na toma de decisións que adoptan os gobernantes, é importante que, os que de xeito eventual exercemos o goberno, transmitamos que o concello pertence ao pobo. Porque os gobernantes pasan, mais a institución permanece”.
Más allá del símbolo institucional que representa la Casa do Concello, para muchas personas este edificio forma parte de una parte importante de sus vidas y de sus recuerdos. Es el caso de Sofía Pérez Alonso y José María Ameijenda Cuns, los dos únicos funcionarios aún con vida que vivieron el traslado del antiguo ayuntamiento –”o concello vello”– al nuevo edificio, que representaron a todos los trabajadores municipales de entonces (unos 30) y los que han servido a Carballo a lo largo de los últimos cincuenta años hasta la actualidad, en la que conforman una plantilla de más de 300.
Ameijenda, que fue interventor desde el año 1969, aseguró que su presencia en el salón de plenos “faime lembrar persoas, feitos e situacións que tiña esquecidas no subconsciente”, entre ellos los plenos de la transición democrática con largos e intensos “debates ideolóxicos de calado porque a época merecíao”. Recordó que el actual alcalde, Evencio Ferrero, ya era parte de esa primera corporación democrática y pidió que, cuando se retire, se le haga un homenaje en Galicia y en España, porque es uno de los “concelleiros máis antigos, que non vello, do país”.
Sonia Pérez recordó con nombre y apellidos (y algún apodo) a los 30 funcionarios y trabajadores que en ese entonces estrenaron la Casa Consistorial.
Además de un reto profesional, el edificio del Concello de Carballo también tiene un gran valor personal para Rey Pichel. Como “fillo do pobo” y con solo 29 años le fue encargado por el entonces alcalde diseñar el consistorio, en “o lugar onde pasei boa parte da miña infancia”. “Neses anos, cada recuncho desta praza era un universo para nós, unha extensión das nosas casas”.
Contó cómo fue un proyecto que estuvo “marcado por desafíos”, desde lo ajustado de los plazos (dos años desde que se encargó el proyecto hasta que se acabó la obra), hasta el coste económico (nueve millones de pesetas), pasando por la complejidad técnica.
Su objetivo cuando diseñó el edificio era crear un espacio polivalente y flexible, lo que ha permitido que a lo largo de los años pueda adaptarse a las distintas necesidades que han surgido. También destacó la volumetría exterior y la asimetría como principal mecanismo organizador. “Vexo con satisfacción que segue cumprindo o seu propósito”, indicó Rey Pichel, resaltando por último la transformación urbana que ha vivido Carballo. En este sentido, felicitó a todas las corporaciones carballesas por hacer “un traballo admirable á hora de preservar e revitalizar estes espazos sen perder o que os facía especiais para nós” porque “máis aló da arquitectura, o que nos define como pobo é crear espazos que reflictan o que somos e o que aspiramos ser”.
Por último, el alcalde Evencio Ferrero resaltó cómo el Concello de Carballo ha crecido en los últimos cincuenta años, tanto en personal como en servicios municipales cuyas instalaciones están distribuidos por distintas zonas del casco urbano. “Carballo foi medrando”, declaró y agradeció a todas las corporaciones y a los trabajadores municipales por haber contribuido a este desarrollo del municipio.