Que un negocio familiar cuatro décadas de existencia da idea del buen hacer de sus fundadores y de su prole.
Es el caso del matrimonio formado por Manuel Porteiro Varela y Pilar Rey Andrade, que regentan la célebre panadería Roiser de Coristanco, negocio en el que están cediendo el testigo a su hija Victoria.
El matrimonio inició su andadura empresarial en 1978 con la primera panadería-obrador de la zona y poco a poco levantaron un innovador y vanguardista negocio que es una referencia en el sector.
Las raíces del mismo hay que buscarlas en Carmen Varela Balbís, madre de Manuel Porteiro y natural de A Miñata. Con 15 años se quedó huérfana y la necesidad la llevó a cultivar el oficio y los secretos de la elaboración del pan, papel en el que también jugó un papel importante una tía suya.
Eran tiempos en los que el reparto del pan se hacía a caballo.
Cuando Carmen se casó involucró en el negocio a su marido en 1954. Manuel, el segundo hijo del matrimonio, levantó juntó a su esposa Pilar un proyecto propio en O Capelán naciendo así la panadería Roiser.
El 15 agosto de 1984 fue la inauguración y el matrimonio acudió con una ‘furgona’ y un puesto de venta de panes a la romería de Nosa Señora de Vilamaior.
Ante el constante incremento de la clientela, acabaron trasladando el obrador a la avenida Finisterre 31, su emplazamiento actual.
La empresa da trabajo a una treintena de personas y uno de los secretos de su excelente producto parece radicar, además de en la calidad de la harina, en el proceso de fermentación lenta al que sus profesionales someten a la masa.
Una demostración de su buen hacer y de la perfecta mezcla de tradición e innovación se podrá ver durante la presente edición de la Festa da Pataca, a la que Roiser acudirá con dos sabrosas creaciones: ‘pan de pataca’ y ‘empanada de pataca’.