El silo de huella y la cinta transportadora de la antigua central térmica de Meirama ya son historia. A primeras horas de la tarde de ayer se procedió a la voladura controlada de ambas estructuras, para lo que se puso en marcha un nuevo protocolo de seguridad que incluyó el desalojo de una decena de casas.
Todo transcurrió dentro de la normalidad y sin alcanzar la espectacularidad de las voladuras anteriores, algo lógico teniendo en cuenta el desigual volumen y peso de unas y otras estructuras. Y es que a finales del año pasado se demolió con explosivos la torre de refrigeración, que con sus 126 metros de altura y 648.000 metros cúbicos de volumen dejó más de 10.000 toneladas de escombros.
No menos expectación levantó a comienzos del pasado mes de marzo el derribo de la icónica chimenea de la antigua térmica con sus 204 metros de altura.
En este ocasión se dinamitó el último tramo de la cinta que transportaba el mineral hasta la caldera, así como el silo de hulla y los dos molinos en los que se trituraba el carbón