El Enterro da Sardiña que tuvo lugareste martes en Carballo simbolizó el final del Entroido en toda la Costa da Morte, aunque las celebraciones todavía se despedirán el próximo fin de semana, con la quema de la Mikaela en Buño y el Faustino en Malpica. También quedan para hoy algunas celebraciones como el Enterro do Percebe en Muxía y el de la sardina en Corcubión.

Con todo, el martes de Entroido fue una fiesta en toda la comarca, tal como manda la tradición. Una jornada apoteósica con grandes dosis de imaginación y mucho humor. En Fisterra fue el día grande, y como es habitual, la sátira volvió a dominar entre las comparsas participantes: Os da Charca, Os Trotamúsicos y Brincadeira. La alcaldesa, Áurea Domínguez; el asesor de Alternativa, Juan Francisco; el PP y hasta la iglesia fueron los principales blancos de las críticas, aunque prácticamente nadie estuvo a salvo. El concurso, presentado por Pepo Suevos, estuvo muy animado y los premios muy reñidos. Finalmente Os da Charca se alzaron con el primero, Trotamúsicos con el segundo, y Brincadeira con el tercero.

Al mismo tiempo celebraban en A Laracha su concurso, también muy concurrido y con mucho ingenio entre los participantes. La orquesta Capital ya calentó motores antes de empezar con los disfraces. Entre las comparsas participantes, el primer premio fue para Samurais, el segundo para Santa Compara y el tercero para Rumba de Vilaño. 

Hubo igualmente concursos de disfraces en el pabellón de Zas, con fiesta y filloas para los participantes; y en Cabana, para disfrute de niños y adultos. En Camariñas el concurso se celebró por la mañana, muy animado a pesar de no ser festivo local. La comparsa de la asociación Cansorriño se llevó el primer premio en casa, y la de Trubisquiña, de Vimianzo, se alzó con el segundo. En Cee los más pequeños también tuvieron su fiesta. 

Y mientras las risas acompañaban en todos los lugares, en Carballo se sucedían los llantos por la muerte de la sardina. Con un espectáculo del Aula Municipal de Teatro antes de la comitiva, donde la sardina se resistía a morir y prefería ir “de parranda”, finalmente tuvo que resignarse a pasar a mejor vida.