Con motivo de las compras navideñas, el coruñés medio dejaba entrever lo mucho que nos gusta dejar estos menesteres para el tiempo añadido. Pero resulta que hay una excepción a la norma: las rebajas. Sin haber terminado de degustar el roscón los carteles ya lucían en las tiendas y las colas demostraban que, cuando queremos, hacemos las cosas con tiempo.